sábado, 26 de noviembre de 2011

25-Welcome to Las Vegas


Siento llevar tantos días sin actualizar el blog y eso que tengo bastantes temas pendientes, pero el caso es que tengo mi Mac estropeado y ahora utilizo el ordenador sin teclado americano y no es caso de escribir sin eñes ni acentos. Así que ahora que tengo un ratito me pongo a ello. Hace unos días hemos estado en Las Vegas, aprovechando que está más o menos a cuatro horas de coche desde aquí y que la niña tenía una semana libre, decidimos aprovechar para conocer un poquito. También ha sido la primera vez de Dorian fuera de casa desde que nació hace ya tres meses. Lo primero que tengo que decir es que Las Vegas es una ciudad que siempre me llamó la atención por lo que de ella se suele escuchar, aunque en mi fuero interno no era uno de los sitios que tenía previsto conocer o por el que me hubiera esforzado a viajar viviendo en España. Mi imagen mental de la ciudad era de vicio, casino, alcohol y muchas luces. La verdad es que en esta ocasión la versión de mi imaginación coincidía bastante con la realidad. Llama la atención que nada más llegar al hotel justo al lado del enorme "hall" allí mismo tienes el casino todo abierto y con muchísimas mesas y máquinas de juego. Esto se va repitiendo en todos los hoteles que se visitan en forma de peregrinaje, aunque va variando la decoración y el tema de uno a otro. Y claro eso de llegar y ver allí a la gente un poco "en medio" jugando, pues la verdad es que sorprende. También contrasta mucho la permisividad comparando Nevada con el estado de California que es donde vivimos ya que allí se no solo se puede fumar casi en cualquier parte sino que tampoco está prohibido lo de beber alcohol por la calle. Así que es bastante habitual ver a gente con la botella de cerveza en mano. Con estas premisas, vosotros pensaréis qué pintábamos nosotros allí con los niños y uno bebé para mas inri. En realidad Las Vegas también ofrece ocio infantil y aunque no es un sitio especificamente orientado a los más pequeños no podemos olvidar la cantidad de familias que hay aquí y para ello también hay una serie de espectáculos, restaurantes y otros ambientes; aunque la oferta está pensada en general para adultos. Nosotros por suerte viajamos con mi hermano Marcelo y entonces nos fuimos medio turnando para poder tener también un tiempo sin los niños. De las cosas que vimos lo que más me gustó fue el hotel Caesar´s, toda una obra de lujo ambientada en la antigua Roma. Es un hotel gigantesco con un hall y casino enormes, lleno de esculturas, estatuas, pilares, pinturas y marcos que te transportan a ese momento de la historia. Y una gran obra arquitectónica, la verdad es que es digno de ver. Dentro de los hoteles también me gustó mucho el Bellagio por su gran elegancia y además tiene un espacio de exposición de obras hechas de plantas y flores que también merece la pena ver. En un hotel donde pasamos gran parte de un día fue en el Stratosphere, este hotel está más alejado del "strip" pero merece la pena acercarse hasta allí. Subimos a la torre que tiene una altura de 112 pisos con unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Desde allí arriba hay una especie de mini parque temático con 4 atracciones para los más valientes, entre los que no me incluyo, incluyendo puenting. En este mismo hotel estuvimos comiendo en un restaurante temático de los años 50. La comida era enorme y la verdad muy rica, además disfruté de un riquísimo floaty (coca cola con helado de vainilla dentro). Pero lo mejor de todo es que los camareros, que todos parecían muy normalitos, eran todos cantantes. Cantaban de una forma que parecía improvisada por turnos eligiendo una mesa concreta. Uno de los camareros eligió la nuestra y cantó una canción a Dorian que me puso los pelos de punta, un momento emocionante para recordar y guardar siempre en la memoria. A veces las cosas más sencillas son las que más nos llenan. Para ver bien la ciudad o el famoso "strip" (recorrido de los hoteles más importantes) cogimos un bono de monorail que para en los sitios más emblemáticos. La verdad es que es fantástico y tiene unas vistas increíbles pero nos sorprendió que a pesar de lo práctico, cómodo y la cantidad de frecuencias que tenía, lo utilizaba muy poca gente. No sé si tendrá que ver con la costumbre americana de ir cada uno siempre en su coche o igual porque la gente que llega a la ciudad si su objetivo es jugar puede que apenas se muevan del hotel donde se alojan. El balance ha sido positivo, cada vez me gusta más viajar y conocer sitios nuevos aunque sin duda haciendo comparaciones me gusta mucho más California.

jueves, 3 de noviembre de 2011

24-Halloween…Boo!


Acabamos de celebrar nuestro primer Halloween en América y ha sido toda una experiencia que ha superado nuestras expectativas.

Desde más o menos un mes antes el ambiente halloweenero ya se respiraba tanto en las calles como en las tiendas. Para entender la repercusión que tiene esta celebración aquí, podríamos compararlo con la navidad en España y así os hacéis una idea. En cada supermercado que he ido durante el mes de octubre ha habido una sección específica dedicada a Halloween. Las tiendas de artículos de fiesta estaban hasta la bandera de mercancía y de público. No ha dejado de sorprenderme cuánto se celebra esta fiesta y veo que la versión que tenía por las películas era bastante acertada.

Por si alguien lo desconoce os incluyo un resumen del origen de esta fiesta. Muchos escritores coinciden en que Halloween era la festividad principal de los Celtas, que celebraban el año nuevo el 1 de noviembre. En la víspera, durante la noche del 31 de octubre, se reunía toda la gente del poblado, se encendían hogueras, y se disfrazaban con las pieles de los animales sacrificados como forma de ahuyentar a las brujas y a los espíritus malignos; pues resulta que los Celtas creían que los muertos volvían en la noche de Samhain, caballero y señor de la muerte. Que los muertos se comunicaban con los vivos y les pedían alimentos. Y en el caso de que no alcanzaban sus peticiones, maldecían y hacían víctimas de sus conjuros a los pueblerinos asustados. De ahí viene la costumbre de pedir chuches y golosinas en la noche de Halloween. "O me das o te hago una travesura" ("Trick or Treat"). Toda esa historia ha generado muchas leyendas. La fiesta llegó a Estados Unidos a través de pequeñas comunidades de irlandeses católicos a mediados del siglo XIX y se expandió la tradición por el resto del mundo, aunque donde tiene mayor resonancia es aquí en EEUU.

Un par de semanas antes de la fiesta es tradición visitar un pumpkin patch, que no sé muy bien cómo traducir, sería como un huerto de calabazas, un sitio donde eliges la o las calabazas que desees para personalizarlas como Jack o Lantern con ojos y boca o con otras formas sorprendentes relacionadas con el tema.

Nuestra primera fiesta de Halloween fue hace un par de semanas, organizada por el ayuntamiento de Garden Grove, y limitada únicamente a 300 niños para poder ofrecer una mayor calidad en las actividades. Yoanellita se lo pasó en grande realizando juegos, actividades manuales y deportivas y después de cada una de ellas podía elegir un treat para ir rellenando su cesta.

En el cole de la niña también hubo una pequeña celebración, solo que no le llamaban de esa manera. Hicieron una fiesta de la lectura y los niños debían ir disfrazados de personajes de cuentos. Los padres estábamos invitados a ver como era una clase de comprensión de lectura dentro de las aulas de nuestros hijos y luego a un desayuno.

Por la noche, finalmente, vivimos la experiencia auténtica de Halloween. Estuvimos haciendo el famoso Trick or Treat en un barrio bien de Brea, invitados por unos amigos españoles. Fue realmente muy divertido. Ibamos cuatro familias juntas de casa en casa. A la cabeza de la expedición iba Yoanellita con su amiga, las dos eran las mayores de todos los niños y solían llevar una ventaja de un mínimo de dos casas. Las casas estaban decoradas a la perfección (como la foto en la que salgo) y algunos de los vecinos eran realmente originales. Un señor iba vestido de árbol y de su disfraz colgaban monos de peluche. Fueron muy generosos con los niños tanto en la cantidad como en la calidad de las chucherías ya que había muchas chocolatinas y pequeños regalitos como pulseritas. El ambiente en la calle era estupendo. En algunos casos en lugar de abrir la puerta se juntaban fuera varios vecinos juntos haciendo un círculo y los niños recorrían todo el círculo.

Esta entrada se la dedico a mi hermana Jesulenka, que le encanta Halloween. Me habría encantado que estuvieras aquí.