martes, 20 de diciembre de 2011

27-Pasión por el deporte


Nunca me ha gustado el deporte, ni practicarlo ni verlo. De hecho más bien me ha resultado soberanamente aburrido. A lo más que había llegado hace ya muchísimos años era a ver tenis televisado, eso reconozco que me gustaba, aunque hace ya tanto tiempo que apenas me acuerdo.
Al lado de la finca donde vivimos tenemos un parque que tiene además varias pistas deportivas. Por casualidad un dia que habia ido de paseo con los niños y con mi hermano nos sentamos a ver un partido de hockey, aunque sobre patines normales. La verdad es que era la primera vez que lo veía directamente y tengo que reconocer que me enganchó. No sé muy bien cómo sucedió, pero tuve la misma sensación que me pasa cuando como cacahuetes. Sin ser algo especial, no puedo parar de hacerlo, vamos, lo que se conoce como "seguidilla".
Mi hermano a posteriori me estuvo comentando que si me había gustado ver ese partido más aun me gustaría ver un partido de hockey sobre hielo. El personalmente no había visto ninguno, pero si por la tele y decía que parecía de lo más alucinante. Así que lo estuvimos comentando en casa y con mi marido decidimos ir los tres a ver un partido de los Ducks de Anaheim. Puesto que era la primera vez para nosotros y de alguna manera nos resultaba exótica la idea del hockey, nos dimos el capricho de coger muy buenos asientos y esperamos con ilusión el acontecimiento. Por fin llegó el día del partido.
Llegamos al estadio y estaba llenísimo de gente, tanta que no lo esperábamos. Se respiraba un ambiente indescriptible, bueno al menos para mi, que como ya he mencionado no estoy acostumbrada a este tipo de eventos. Pero el caso es que había como un sentimiento de pertenencia al grupo difícil de explicar. También hay que decir que todo el estadio estaba a favor del mismo equipo, ya que en América al ser un país tan grande se ve que no es habitual ir a los partidos cuando los equipos no juegan en casa, teniendo en cuenta que para ir podría haber necesidad de coger un avión y poder estar hasta a unas diez horas de vuelo.
Bueno, pues yo allí viendo el partido que no me reconocía ni yo misma. No podía pensar en nada más y el caso es que en poco tiempo el equipo contrario nos había metido dos goles. Todo hay que decir que el portero del otro equipo está considerado uno de los mejores de toda la liga y era un enorme monstruo rubio finlandés que no dejaba pasar ni una. Hasta que por fin uno de los nuestros metió su primer gol y lo que vino a continuación fue realmente increíble. Allí estábamos nosotros celebrando y viviendo la emoción del momento como si fueramos uno más de todas las personas allí reunidas, los naturales de Anaheim. Que por cierto no sé cómo se deben llamar en español: "anaheinianos", "anaheinienses". Bueno, me voy a quedar con esta última aunque aviso que puede que no sea correcto. Pues eso, nuestros corazones latían con el mismo sentir que todos los anaheinienses allí presentes y por un momento todos eramos uno. En ese momento por primera vez en mi vida comprendí por qué va la gente al futbol o sigue cualquier deporte. Y así estuve enganchada hasta el final en un partido que me pareció el mejor de todos a pesar de que perdimos y ha sido el único que he visto hasta ahora.
Después de ese momento he tenido la oportunidad de ver en directo algún que otro partido de otros deportes. Y por lo que he visto, a los americanos les encanta el deporte. Vimos un partido universitario de voleybol femenino y fue muy entretenido. Al igual que el hockey, son partidos muy activos y además a pesar de no ser profesional, estaba muy bien "montado" ya que cada equipo tenía sus animadoras y su público. En la misma universidad otro día también vimos un partido de waterpolo y en otra ocasión un partido estudiantil de futbol americano. De este último no comprendo muy bien las reglas del juego pero me resulta divertido de ver.
Como curiosidad os cuento que aquí casi todos los equipos tienen sus animadoras que realizan complicadas acrobacias y aunque parezca increíble estas chicas tienen más lesiones que los jugadores de futbol americano. Y en el hockey sobre hielo, imagino que por lo peligroso que podría resultar, no realizan acrobacias sino que cada x tiempo salen a limpiar el hielo vestidas ligeritas de ropa.

domingo, 4 de diciembre de 2011

26-Black Friday



Al viernes que sigue a la tradicional celebración de acción de gracias que siempre cae en el cuarto
jueves del mes de noviembre (y de la que prometo hablar el año que viene si seguimos por aquí), se le conoce como “Black Friday” o viernes negro. Este viernes da el pistoletazo de salida a las compras navideñas. Las tiendas abren a las 12 de la noche del inicio del viernes y algunas incluso antes. Es el día de mayores rebajas en este país y también el de mayores ventas con
diferencia. He estado echando un vistazo por la web y las cifras de este año me parecen tan alucinantes que no me atrevo ni a dar el dato no vaya a ser que la fuente no sea fiable.

Bueno, el caso es que tenía ganas de vivir esta experiencia en primera persona sin que me lo contaran. Me habían insistido en que se conseguían “chollos” importantes en televisiones y demás artilugios electrónicos, cosa que no iba a comprar; pero mi hermano Marcelo que está por aquí tenía ganas de mirar ropa de marca y como yo tengo muy poca ropa pues pensé en
aprovechar la ocasión.

Intentamos ir un poco preparados,dinero en efectivo para no perder tiempo con los pagos con tarjeta, ir a un“mall” grande que ya de por sí es concepto outlet,llegamos allí a las 11, una hora antes y teníamos pensado las tiendas concretasy los artículos que nos interesaba comprar.
Al llegar allí descubrimos que no eramos los únicos que habíamos tenido la misma idea, la cola en la entrada era abismal pero al menos, por suerte, a las 11.15 el centro comercial abrió las puertas para que la gente empezara a hacer colas en las tiendas que le interesaba. Así que ahí estábamos en la tienda que más interés tenía mi hermano, casi de los primeros en la cola. Hay que decir que había marcas con unas colasimpresionantes, que de hecho a lo largo del tiempo que estuvimos allí solodejaban entrar a la gente por grupos y alguna otra en la que no había apenas nada de cola.
Me sorprendió una vez más la educación y las formas de la gente, nada de desorden ni de gente colándose nipeleas, todo parecía rodar perfectamente, eso sí un despliegue policial muy
grande. En la primera tienda terminamos rápido pero como vimos que empezaba a llegar mucha gente nos separamos yo en una tienda y él en otra. Ahí encontré un par de cosas en las que tenía mucho interés a muy buen precio y con paciencia me hice una cola de una hora para poder pagar aunque la cola también estaba muy bien organizada. Al salir de allí no veía a mi hermano y él tampoco me encontraba a mi. Vi que delante de la tienda donde se supone que él estaba había varios policias delante pero no pensé en nada raro. Pues bien, al encontrar a mi hermano me comentó que cuando casi estaba para pagar en la cola un chico que tenía al lado le dio un ataque, no sabe exactamente de qué, y que uno de los dependientes le hizo los primeros auxilios pero que parecía que el chico había fallecido, ¡qué horror! Dice que desalojaron toda la tienda pero que al rato les dejaron volver a entrar. Y ahí seguía la gente comprando como si nada mientras ese chico estaba teniendo el viernes realmente más negro de su vida.

Decidimos ir al coche a llevar las bolsas y volver a entrar. En el parking vimos que había un coche quemándose y de nuevo volvían los bomberos y la policia. Aun así seguimos con nuestras compras. En algunas tiendas aunque se podía comprar tranquilamente, las colas eran tan largas que a pesar de las ofertas no nos decidimos a mirar nada. En una que nos interesaba a los dos, Marcelo se quedó ya en la cola mientras yo iba mirando cosas. Sobre las cuatro de la mañana ya no podíamos más así que nos volvimos a casa que teníamos tres cuartos de hora en coche. Y antes de irnos a la cama nos tomamos un merecido desayuno.
Como curiosidad os cuento que al lunes siguiente ahora le llaman “Cyber Monday” y se pueden encontrar verdaderas ofertas por Internet sin salir de casa.

sábado, 26 de noviembre de 2011

25-Welcome to Las Vegas


Siento llevar tantos días sin actualizar el blog y eso que tengo bastantes temas pendientes, pero el caso es que tengo mi Mac estropeado y ahora utilizo el ordenador sin teclado americano y no es caso de escribir sin eñes ni acentos. Así que ahora que tengo un ratito me pongo a ello. Hace unos días hemos estado en Las Vegas, aprovechando que está más o menos a cuatro horas de coche desde aquí y que la niña tenía una semana libre, decidimos aprovechar para conocer un poquito. También ha sido la primera vez de Dorian fuera de casa desde que nació hace ya tres meses. Lo primero que tengo que decir es que Las Vegas es una ciudad que siempre me llamó la atención por lo que de ella se suele escuchar, aunque en mi fuero interno no era uno de los sitios que tenía previsto conocer o por el que me hubiera esforzado a viajar viviendo en España. Mi imagen mental de la ciudad era de vicio, casino, alcohol y muchas luces. La verdad es que en esta ocasión la versión de mi imaginación coincidía bastante con la realidad. Llama la atención que nada más llegar al hotel justo al lado del enorme "hall" allí mismo tienes el casino todo abierto y con muchísimas mesas y máquinas de juego. Esto se va repitiendo en todos los hoteles que se visitan en forma de peregrinaje, aunque va variando la decoración y el tema de uno a otro. Y claro eso de llegar y ver allí a la gente un poco "en medio" jugando, pues la verdad es que sorprende. También contrasta mucho la permisividad comparando Nevada con el estado de California que es donde vivimos ya que allí se no solo se puede fumar casi en cualquier parte sino que tampoco está prohibido lo de beber alcohol por la calle. Así que es bastante habitual ver a gente con la botella de cerveza en mano. Con estas premisas, vosotros pensaréis qué pintábamos nosotros allí con los niños y uno bebé para mas inri. En realidad Las Vegas también ofrece ocio infantil y aunque no es un sitio especificamente orientado a los más pequeños no podemos olvidar la cantidad de familias que hay aquí y para ello también hay una serie de espectáculos, restaurantes y otros ambientes; aunque la oferta está pensada en general para adultos. Nosotros por suerte viajamos con mi hermano Marcelo y entonces nos fuimos medio turnando para poder tener también un tiempo sin los niños. De las cosas que vimos lo que más me gustó fue el hotel Caesar´s, toda una obra de lujo ambientada en la antigua Roma. Es un hotel gigantesco con un hall y casino enormes, lleno de esculturas, estatuas, pilares, pinturas y marcos que te transportan a ese momento de la historia. Y una gran obra arquitectónica, la verdad es que es digno de ver. Dentro de los hoteles también me gustó mucho el Bellagio por su gran elegancia y además tiene un espacio de exposición de obras hechas de plantas y flores que también merece la pena ver. En un hotel donde pasamos gran parte de un día fue en el Stratosphere, este hotel está más alejado del "strip" pero merece la pena acercarse hasta allí. Subimos a la torre que tiene una altura de 112 pisos con unas vistas espectaculares de toda la ciudad. Desde allí arriba hay una especie de mini parque temático con 4 atracciones para los más valientes, entre los que no me incluyo, incluyendo puenting. En este mismo hotel estuvimos comiendo en un restaurante temático de los años 50. La comida era enorme y la verdad muy rica, además disfruté de un riquísimo floaty (coca cola con helado de vainilla dentro). Pero lo mejor de todo es que los camareros, que todos parecían muy normalitos, eran todos cantantes. Cantaban de una forma que parecía improvisada por turnos eligiendo una mesa concreta. Uno de los camareros eligió la nuestra y cantó una canción a Dorian que me puso los pelos de punta, un momento emocionante para recordar y guardar siempre en la memoria. A veces las cosas más sencillas son las que más nos llenan. Para ver bien la ciudad o el famoso "strip" (recorrido de los hoteles más importantes) cogimos un bono de monorail que para en los sitios más emblemáticos. La verdad es que es fantástico y tiene unas vistas increíbles pero nos sorprendió que a pesar de lo práctico, cómodo y la cantidad de frecuencias que tenía, lo utilizaba muy poca gente. No sé si tendrá que ver con la costumbre americana de ir cada uno siempre en su coche o igual porque la gente que llega a la ciudad si su objetivo es jugar puede que apenas se muevan del hotel donde se alojan. El balance ha sido positivo, cada vez me gusta más viajar y conocer sitios nuevos aunque sin duda haciendo comparaciones me gusta mucho más California.

jueves, 3 de noviembre de 2011

24-Halloween…Boo!


Acabamos de celebrar nuestro primer Halloween en América y ha sido toda una experiencia que ha superado nuestras expectativas.

Desde más o menos un mes antes el ambiente halloweenero ya se respiraba tanto en las calles como en las tiendas. Para entender la repercusión que tiene esta celebración aquí, podríamos compararlo con la navidad en España y así os hacéis una idea. En cada supermercado que he ido durante el mes de octubre ha habido una sección específica dedicada a Halloween. Las tiendas de artículos de fiesta estaban hasta la bandera de mercancía y de público. No ha dejado de sorprenderme cuánto se celebra esta fiesta y veo que la versión que tenía por las películas era bastante acertada.

Por si alguien lo desconoce os incluyo un resumen del origen de esta fiesta. Muchos escritores coinciden en que Halloween era la festividad principal de los Celtas, que celebraban el año nuevo el 1 de noviembre. En la víspera, durante la noche del 31 de octubre, se reunía toda la gente del poblado, se encendían hogueras, y se disfrazaban con las pieles de los animales sacrificados como forma de ahuyentar a las brujas y a los espíritus malignos; pues resulta que los Celtas creían que los muertos volvían en la noche de Samhain, caballero y señor de la muerte. Que los muertos se comunicaban con los vivos y les pedían alimentos. Y en el caso de que no alcanzaban sus peticiones, maldecían y hacían víctimas de sus conjuros a los pueblerinos asustados. De ahí viene la costumbre de pedir chuches y golosinas en la noche de Halloween. "O me das o te hago una travesura" ("Trick or Treat"). Toda esa historia ha generado muchas leyendas. La fiesta llegó a Estados Unidos a través de pequeñas comunidades de irlandeses católicos a mediados del siglo XIX y se expandió la tradición por el resto del mundo, aunque donde tiene mayor resonancia es aquí en EEUU.

Un par de semanas antes de la fiesta es tradición visitar un pumpkin patch, que no sé muy bien cómo traducir, sería como un huerto de calabazas, un sitio donde eliges la o las calabazas que desees para personalizarlas como Jack o Lantern con ojos y boca o con otras formas sorprendentes relacionadas con el tema.

Nuestra primera fiesta de Halloween fue hace un par de semanas, organizada por el ayuntamiento de Garden Grove, y limitada únicamente a 300 niños para poder ofrecer una mayor calidad en las actividades. Yoanellita se lo pasó en grande realizando juegos, actividades manuales y deportivas y después de cada una de ellas podía elegir un treat para ir rellenando su cesta.

En el cole de la niña también hubo una pequeña celebración, solo que no le llamaban de esa manera. Hicieron una fiesta de la lectura y los niños debían ir disfrazados de personajes de cuentos. Los padres estábamos invitados a ver como era una clase de comprensión de lectura dentro de las aulas de nuestros hijos y luego a un desayuno.

Por la noche, finalmente, vivimos la experiencia auténtica de Halloween. Estuvimos haciendo el famoso Trick or Treat en un barrio bien de Brea, invitados por unos amigos españoles. Fue realmente muy divertido. Ibamos cuatro familias juntas de casa en casa. A la cabeza de la expedición iba Yoanellita con su amiga, las dos eran las mayores de todos los niños y solían llevar una ventaja de un mínimo de dos casas. Las casas estaban decoradas a la perfección (como la foto en la que salgo) y algunos de los vecinos eran realmente originales. Un señor iba vestido de árbol y de su disfraz colgaban monos de peluche. Fueron muy generosos con los niños tanto en la cantidad como en la calidad de las chucherías ya que había muchas chocolatinas y pequeños regalitos como pulseritas. El ambiente en la calle era estupendo. En algunos casos en lugar de abrir la puerta se juntaban fuera varios vecinos juntos haciendo un círculo y los niños recorrían todo el círculo.

Esta entrada se la dedico a mi hermana Jesulenka, que le encanta Halloween. Me habría encantado que estuvieras aquí.

domingo, 23 de octubre de 2011

23-En el país de la gente amable


A veces me da la sensación de que la imagen que tenemos de los americanos no se corresponde con la realidad. Si bien es verdad que este es un país muy grande y por lo que estoy viviendo California su ritmo de vida no tienen nada que ver por ejemplo con Nueva York y el ajetreo con el que se ve a la gente en el día a día.

Una cosa que me ha sorprendido muy gratamente es la amabilidad de la gente aquí. Y digo amabilidad porque son auténticamente amables y no como los ingleses que te dicen “por favor” y “gracias” para todo pero en los que notas que es solamente fachada.

Aquí la gente te cede el paso todo el tiempo de forma amable y educada, la gente tiene especial atención hacia las embarazadas y la gente que va con niños pequeños, discapacitados y también hacia la gente mayor. Pero no solo eso, sino que la gente te saluda por la calle, en las tiendas si hay algo que les llama la atención ya sea el bebé o algo que llevas puesto, se paran a hablar contigo sin prisas y mantienen una conversación con mucho interés.

En este país los niños no molestan sino que son importantes y a la gente les despiertan simpatía. En otros países, lamentablemente como el nuestro, en ciertas situaciones no solo molestas sino que los que no tienen niños sienten que debemos casi pedir perdón por tenerlos.

En las tiendas, en general, los dependientes son extremadamente amables, cosa que entiendo que forma parte de su trabajo; pero si preguntas algo que no tiene nada que ver con ellos también se toman la molestia y el interés en resolver tu duda.

Al principio de estar aquí mi hija me decía todo el rato: “pero qué maja es la gente aquí, será que se contagian de la magia de Disney”.

sábado, 8 de octubre de 2011

22-Reunión de papis en el cole


Hace un par de semanas tuvimos la típica reunión de padres en el colegio de Yoanellita. Como ya va a cuarto de primaria, estamos un poco fogueados en esto de las reuniones pues las hemos tenido desde la guardería, así que más o menos sabes lo que esperar. Sin embargo en esta reunión ha habido cosas particulares que no encontramos en España y me he decidido a compartirlo con vosotros.

El cole de Yoanellita va desde Infantil hasta sexto de primaria. La primera parte de la reunión era común para todos los padres en una sala de actos. Esta sala era la típica que sale en las pelis americanas, para que os hagáis una idea no sé si conocéis el video de la canción “Cuando me enamoro” de Enrique Iglesias, pues parecía la misma solo que algo más pequeña. Muchas filas de bancos y en el estrado una cortina como de teatro, a la izquierda la bandera americana y el águila y a la derecha la bandera de California. En el atril la directora y su sustituta (la directora está de baja pero quiso asistir). A su izquierda una empleada latina para traducir a los hispanos y para los coreanos había una traductora simultánea y aparatitos disponibles. Y aunque las comunicaciones escritas a los padres suelen venir también en vietnamita, no había traductor disponible, así que supongo que serán los menos.

La directora empezó dando la bienvenida y explicando las normas del colegio, vamos lo típico. Lo que me sorprendió fue cuando empezó a presentar a los profes, menudo entusiasmo, la gente aplaudía ante cada presentación, parecía un concurso de misses, porque además los profesores (casi todo mujeres) subían al estrado en un orden ensayado rellenando los huecos a la perfección.

Los profes se fueron a las clases para esperar a los padres y mientras la directora explicaba cosas como el programa PIE, que significa tarta, pero que son las siglas de PARENTS IN ACTION. Este programa premia a los padres involucrados con el cole con una tarta por cada seis acciones de voluntariado realizadas.

Una vez terminó la parte común fuimos a la clase de Yoanellita y me sorprendió positivamente la cantidad de colores y estímulos que había. Por otro lado, los pupitres no están distribuidos de forma regular mirando al frente como estamos acostumbrados, sino formando pequeños grupitos.

Dentro de los objetivos de enseñanza se priorizan las matemáticas y el inglés sobre el resto de asignaturas, como puntos flojos tan solo reciben 40 minutos a la semana de gimnasia y estudian Historia de California. Y como positivo hay más área creativa y los niño por ejemplo reciben clases de canto y del instrumento musical de su elección.

El modelo educativo que proponen estimula la competitividad y premia a los mejores. Así la profesora reparte tarjetitas por buena conducta, por ser muy ordenados, por entregar siempre los deberes…etc. Cuando un niño reune 6 de esas tarjetitas las devuelve a la profesora y elige como privilegio durante una semana o bien comer snacks dentro de clase (lo sé, alucinante) o salir 5 minutos antes a cada recreo. Y todos los que han ganado tarjetas durante la semana participan en un sorteo para ir a comer con la directora y un compañerito que elijan a un restaurante de comida rápida de su elección. Aparte hay otros premios y competiciones. Yoanellita la semana pasada fue líder de la fila y tenía el privilegio de ir delante en todas las filas por una semana. Dentro de la clase diferencia a 4 grupos y el grupo que mejor trabaja cada día tiene derecho a comer helado de postre aparte de la fruta o yogur.

Los niños deben llamar Miss y el apellido a su profesora, de hecho, no tienen ni por qué saber su nombre de pila y esta formalidad contrasta con la forma de despedirse de la profe cada día, chocando los cinco a cada niño de la clase.

Al salir de clase, el tráfico es dirigido por padres voluntarios, en lugar de policias y se puede ver a la directora cada día despidiendo a padres y alumnos.

Lo más importante es que cada día la niña sale muy contenta y la vemos muy adaptad

lunes, 26 de septiembre de 2011

21- Disneyland


Una vez leí que Disneyland como marca era la tercera en notoriedad en el mundo por detrás de “Coca-Cola” y “McDonalds”, que por cierto curioso que las tres marcas son americanas.

Uno se pregunta qué tendrá el mundo Disney para lograr vender esa magia y llegar a los corazones de las personas de una manera tan profunda, a mi modo de ver, como no lo ha conseguido ningún otro parque temático en el mundo.

Está claro que sus personajes tienen “vida propia” y que la forma en la que están caracterizados llega tanto a pequeños como a mayores.

Podría considerarme bastante experta en el tema de Disneyland. He visitado el parque de París en seis ocasiones, el de Orlando una vez y ahora el de California, aunque todo hay que decir que de momento aquí solo hemos ido un día. Está claro que la experiencia se vive de manera distinta según con quien se visite y el momento de tu vida en el que te encuentres. La primera vez que fui al de París tenía veinte años e iba con mis compañeros de clase. Cuatro días disfrazados de viaje de estudios para estudiantes de Turismo de diversos puntos de Europa, un par de convenciones y muchos “deberes” para completar sobre el parque, pero lo bueno fue vivir esa primera experiencia, porque las primeras veces son siempre irrepetibles. Eso sí hacía un frío alucinante.

La segunda vez fue con Toni, prev,ia estancia en París, la ciudad del amor y con nuestra relación recién estrenada pues apena hacía unos meses que salíamos juntos. Así que no fue menos memorable. En aquella ocasión también hacía muchísimo frío, y fue también en el mes de enero, pero tuvimos muchísima suerte porque había muy poca gente en el parque y no teníamos que hacer cola para subir a las atracciones.

La tercera vez fue un viaje de chicas, con mi madre y mis hermanas. Ninguna de nosotras era madre aun y yo todavía no me había casado. Lo pasamos en grande. Yo me encargué de organizar el itinerario para que pudieramos ver todo lo importante ya que cada una de ellas tenía su “aquel” particular. Mi madre es como los japoneses, solo quiere fotos. Jesulenka se quejaba en todas las colas pero luego quería repetir lo mismo y Benita estaba pelín obsesionada con las tiendas y el merchandising. Lo único malo es que nuestro viaje coincidió con vacaciones de medio trimestre en Francia y había muchísimos niños por todas partes.

Las otras veces en París y la vez en Orlando ya fueron en familia con Toni y Yoanellita. Teniendo hijos se vive de otra manera, porque vives la ilusión a través de los ojos de tus hijos.

Y vuelvo al principio, ¿qué tendrá Disney que no tienen otros parques temáticos? Está claro que todo está muy bien hecho y se ha prestado atención a cada detalle. Hay además una gran inversión en tecnología para sorprendernos con atracciones cada vez más llamativas, efectos que nos dejan sorprendidos como en las películas 4D o espectáculos con láser; pero sobre todo yo creo que el éxito se basa en el concepto de la marca que sigue llevando ilusión y magia a los corazones de la gente.

En esta visita a Disney de aquí de Anaheim, hemos estado nosotros con mis padres. Para mi padre era la primera vez, de hecho nos costó convencerle para ir, pero él también ha reconocido que disfrutó mucho de la visita. Especialmente le gustaron las atracciones de “Pequeño Mundo” (It’s a small World) donde todas las culturas se hermanan en un viaje de fantasía y el paseo por la jungla en barco, donde se simula la naturaleza de la selva de una manera bastante fidedigna.

A resaltar lo bien que lo pasó mi madre en el “Parade” final de la noche, bailando, riendo y haciendo fotos; mi padre dice que fue lo que más le gustó del día.

Otra cosa que me llamó la atención es que entramos en muchas atracciones con Dorian y en la casa del terror ni se inmutó, vamos que se quedó dormido; y es que pienso que el concepto de las cosas que dan miedo es algo mucho más social que fisiológico.

Y para terminar me quedo con una frase que me dijo mi hija cuando estuvimos en Disney Orlando: “Mami, tengo amigas que dicen que son muñecos disfrazados, pero ya les diré yo que no, que son de verdad”.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

20- ¡Me como a California!


Cuando llegamos a vivir a un lugar nuevo que teníamos ganas de conocer con anterioridad queremos conocer todos los puntos de interés importantes. Según la ciudad o país pueden ser sitios de interés histórico como la ciudad en sí misma, museos, catedrales, o pueden ser sitios de interés natural como montañas, playas, desiertos u otros. Pueden ser también lugares creados por el hombre como parques temáticos, teatros, grandes centros comerciales o el mismo centro de una gran ciudad.

Si no sabemos el tiempo que vamos a estar en ese nuevo lugar nuestro interés se puede ver incluso más acrecentado y nos vemos en ”la necesidad” de intentar explotar al máximo esas visitas y conocer todos los sitios que nos apetecen.

El caso es que las personas que viven en esos lugares no suelen valorar tanto lo que allí tienen y no tienen el mismo afán de “comerse su ciudad”.

Recuerdo que el tiempo que viví en Inglaterra, mi hermana y yo nos “comíamos” Londres cada vez que podíamos, exprimiendo al máximo cada día en esa gran ciudad, con itinerarios muy concretos de lo que queríamos ver, visitas que luego repetimos en diversas ocasiones para visitas de familiares y amigos. Esta misma hermana, Jesulenka, sí que es una excepción a la mayoría de gente que no aprovecha al máximo los recursos de ocio del lugar donde vive. Si queréis saber cualquier cosa de Mallorca, es la persona indicada. Lo conoce absolutamente todo y lo aprovecha todo. Como mi amigo Rodolfo, zaragozano que vive en Madrid, que también vive la ciudad con intensidad.

California siempre fue un lugar que me llamaba la atención desde hace tiempo, aunque ni remotamente pensé que acabaría viviendo aquí. Al hecho de que me parece un lugar atractivo y que siempre he disfrutado conociendo nuevos sitios, supongo que también se une el hecho de que no conocemos a mucha gente y es interesante disfrutar de todas las novedades que se nos ofrecen.

Viniendo de Mallorca donde no hay grandes distancias, aquí las posibilidades de conocer viajando en coche son muy diversas. Aparte de ir conociendo todas las poblaciones cercanas (las más lejanas las dejamos para más adelante), también estamos aprovechando para ver diversos espectáculos que hay por la zona, probar la variedad de comidas de todas partes y más ahora que están mis padres por aquí acompañándonos.

A mi me parece muy divertido, tengo una guía del estado que compré en España y me voy leyendo poco a poco. Creo que para nosotros es interesante y una manera de aprovechar nuestra estancia en este país, y para nuestra hija lo es aun más porque creo que aparte de la diversión que le pueda aportar el conocer sitios nuevos también supone para ella un gran aprendizaje. Para el pequeño Dorian, aunque de momento no se entera de nada, es genial que se acostumbre desde pequeño a moverse en diferentes ambientes y nos encanta llevarlo a todas partes.

viernes, 9 de septiembre de 2011

19-La vuelta al cole


Hay varios momentos en el año que suponen un inicio o cambio de ciclo. El primero a principios de año, con las buenas intenciones y propósitos. Con “la vuelta al cole” de septiembre, también nos planteamos nuevos retos. Después de las vacaciones, en el trabajo se comienzan proyectos y parece que se empiezan con más ganas las nuevas tareas.

A los más pequeños también les toca regresar a las aulas, cargados de libros, algo cansados del largo verano, con la ilusión de re-encontrarse con sus compañeros de clase.

En el caso de nuestra pequeña, le ha tocado empezar en un nuevo colegio otra vez.

Una ironía, después de que en España habíamos tardado varios años en conseguir el colegio que queríamos. Así que aquí estamos: Nuevo país, nuevo idioma, nuevo cole, nuevos compañeros, diferente sistema.

Hoy ha sido el día de este nuevo inicio. La hemos acompañado los dos como cada primer día de clase. Ella, que se ha vuelto experta en esto de ser la nueva, iba bastante tranquila. Su padre algo nervioso, la verdad. El colegio esta vez, bastante pequeño y más familiar de lo que estamos acostumbrados. El recibimiento muy cordial. La acompañamos a recoger su desayuno, por cierto mucho mejor de lo que imaginábamos. Después a sentarse en una mesa. Yo hice el camino más sencillo preguntando a unas niñas que parecían de su edad a qué clase iban y efectivamente acerté. Y allí la dejamos, tomando su desayuno y contestando en inglés a las niñas. “Estará bien” nos dijimos, ¿qué más podríamos decir? Este tipo de cambios y de adaptaciones la hará más dura, pienso para mi. Es como cuando cambias de trabajo y te acostumbras a ser la nueva y a empezar de nuevo una y otra vez, llega un momento en el que no te afecta. Quiero pensar que esto la prepara para la vida, no sabemos qué cosas se encontrará en el futuro. Afrontar este tipo de cambios desde luego hace que los niños desarrollen sus habilidades sociales, o también podría ser lo contrario. Pero tengo la sensación de que aquí encajará muy bien por su forma de ser.

Hemos ido a recogerla hace un rato y ha salido muy contenta. Ha traído muchos papelotes para rellenar en casa, ¡como no!, nos ha enseñado su pizarra individual que podía traer a casa y nos han enviado un compromiso de que debe leer en casa al menos 20 minutos cada día. “Yo leo más que eso” me ha dicho. A lo que le he contestado que esos 20 minutos se refieren a leer en inglés, no en español. Así que al menos por hoy ya hemos cumplido con ese compromiso.

jueves, 1 de septiembre de 2011

18-Family Blues


Hace un par de entradas os estuve hablando de las cosas que dejamos atrás y lo fácil que me resultó renunciar a esas cosas para emprender esta aventura. Hoy me toca hablar de las personas que dejamos atrás, en un momento bastante sensible para mi.

Cuando tienes un bebé, los primeros días se suele tener “la lágrima fácil”, reacción que se suele achacar a las hormonas. No sé qué habrá de cierto en eso, pero el caso es que debe de ser algo fisiológico y al menos en mi caso me ha pasado después de los dos nacimientos de mis hijos. En este último caso a la alegría del nacimiento de mi bebé, con todas las emociones que ello conlleva, se ha unido el hecho de haberlo tenido muy lejos de casa. Así que estos días no he parado de pensar en los míos.

Hemos tenido la suerte de tener a mi madre acompañándonos en este momento, pero no he dejado de pensar que los días pasan rápido y pronto no estará. También he pensado en mi padre, que en unos días lo tendremos por aquí. He pensado en la edad de ambos, en que un día no tendrás ganas ni fuerzas de hacer un viaje tan largo para encontrarse con nosotros.

He pensado en mis dos sobrinos, en todo lo que me perderé de verles crecer, especialmente en Eric, que es al que tenía en la misma ciudad. Echo de menos su inocencia, sus planteamientos de la vida, su emoción infinita al verme, sus invitaciones semanales. El otro día hablamos por teléfono y me invitó a ir al mcdonalds, a la bolera, al mini-golf, a la playa y varios sitios más. Le expliqué que no podía ir porque estaba muy lejos y parecía que lo había entendido pero al final me dijo: entonces si no puedes, ¿por qué no vienes a mi casa?

También he pensado en mis hijos. Espero y confío en que estar aquí sea bueno para ellos aunque hayamos sacado a nuestra hija de su ambiente y nuestro pequeño no haya nacido dentro de nuestras raíces. Ellos también se pierden el crecer al lado de la familia y compartir ese día a día con los nuestros.

Me acuerdo de las amigas, con las comidas o cenas de chicas en las que no paras de hablar. De las meriendas en el Chantilly o las quedadas en el Festival. Las salidas de domingo a Palmanova con mi hermana y las salidas casuales con mi hija a Capuccino.

A veces también me acuerdo de mi trabajo, aunque más que del trabajo de las personas, aunque curiosamente me da la sensación de que hayan pasado mucho más que dos meses desde que no trabajo. He sustituido mi mesa con mi te verde y los croissants que me traía Luis por una gran cocina americana y vasos de leche fría o zumo fresco.

A medida que han ido pasando los días, me he empezado a encontrar mejor y ese baby blues ha ido mejorando. Salir a la calle me ha sentado de maravilla y aunque no estoy al 100% se nota lo de caminar sin el peso de la tripa y reconozco que este es un lugar precioso para vivir. Me gusta el calor, el ambiente que se respira por la calle, los sitios nuevos que conocemos, creo que en realidad sí ha sido una buena apuesta. El tiempo nos lo dirá…

En la foto mi sobrino Eric, Yoanellita y mi madre

viernes, 26 de agosto de 2011

17-Ha nacido mi bebé americano


¡He vuelto a ser mamá! Por fin nuestro pequeño Dorian está entre nosotros. Parecía que el momento no llegaba nunca, pero nuestro principito ha llegado para llenarnos todos los espacios y embriagarnos de amor.

La maternidad es algo muy complejo. Se ha escrito muchísimo de cómo vivimos las mujeres esta experiencia, pero sin duda alguna es algo muy personal y cada embarazo, cada parto, es distinto y es algo que se vive en primera persona.

La llegada al mundo de mi hijo ha sido muy difícil, como difícil fue lograr un embarazo de los “buenos” y también difícil la última etapa del embarazo.

Soy una persona distinta de la que entró por la puerta de la clínica antes de que naciera Dorian. Hice todo lo posible por ayudar a mi hijo a venir al mundo de forma natural pero no fui capaz a pesar de todo lo que luché y después de casi treinta horas de parto, vino al mundo por una cesárea.

Durante todo el proceso estuvo conmigo mi marido Toni, mi gran compañero de la vida. Sumamos otra más de todas las cosas que hemos pasado juntos y creo que en esta nos llevamos la matrícula de honor: ¡Gracias, Toni. Te quiero!

Al teléfono, impacientes, mis padres, mi madre en casa con mi hija y mi padre al otro lado del charco.

Pero bueno, vamos a dejarnos de sentimentalismos y paso a contar las particularidades de tener un bebé en este lado del mundo, desde mi visión, para que veáis las diferencias en cómo se hacen las cosas.

Lo primero, como es obvio, todo mi parto fue en inglés, así que creo que he demostrado que desde luego soy bilingüe: he empujado en inglés, he traducido a mi marido las partes difíciles y lo mejor en el momento que lo pasaba peor, encontré las palabras para quejarme a gritos en inglés, ¡qué mundo extraño!

Mi ginecóloga es hindú y en el tiempo que estuve de parto me atendieron 4 comadronas (siempre una en exclusiva), dos americanas blancas y dos orientales.

Como sabréis en este país la sanidad es privada y debido a que vine bastante embarazada ningún seguro me cubría, así que hemos pagado por el parto. El servicio de anestesia no depende de la clínica y lo cobran allí mismo. Y cuando os digo allí mismo, imaginad a mi marido haciendo cheques en medio de mi suite-paritorio para la primera anestesista y luego para la segunda (cambio de turno) que me atendió en la cesárea.

Algo que me sorprendió positivamente fue el trato de todo el personal de la clínica. No os podéis imaginar la amabilidad y lo cariñosas que fueron tanto las comadronas como las enfermeras del servicio de maternidad. Y es que en esta clínica hay una unidad especial donde vas a dar a luz en una suite individual privada y solo te llevan a quirófano en caso de cesárea. Una vez nace el bebé te trasladan a maternidad, que es una zona más modesta, con habitaciones más pequeñas, aunque siguen siendo amplias e individuales.

A la hora de la cesárea a Toni le dijeron que podía grabarla, a lo cual yo dije que ni de risa, pero él lo vio en directo y alguna foto bastante explícita sí que hizo con el niño medio saliendo. La cesárea la verdad bastante rápida y luego vuelta a la suite para hacer “piel con piel” con el bebé. Puedes estar en esa intimidad los padres con el bebé hasta seis horas pero un mínimo de dos horas que fue lo que hicimos para que nos trasladaran cuanto antes y poder recibir la visita de nuestra hija y mi madre, que ambas estaban impacientes.

Una vez en maternidad, hubo varias cosas que me sorprendieron. A los bebés les ponen una especie de chip atado al tobillo y te dan una hoja con precauciones para que no roben al bebé. Nadie, ni siquiera el padre, puede sacar al niño fuera de la habitación, osea ni al pasillo de las habitaciones, sino está la madre delante.

Las enfermeras bañan a los bebés entre la una y las dos de la mañana. Y a esas horas también le hicieron la prueba del talón y la de los oídos; cosas que en España se suelen hacer a primera hora de la mañana, ¡no de madrugada!

Al contrario que en España, cada enfermera tiene asignada una serie de habitaciones, yo calculé que unas tres pacientes por enfermera y siempre te atiende la misma. Cuando cambian el turno, si no la has visto antes viene a presentarse y te apuntan en una especie de pizarra su nombre donde está el tuyo. Ah y el día que ingresas allí se llevan al bebé y le hacen una foto y le ponen las huellas de sus piececitos en una hoja que se queda colgada en la habitación durante tu estancia y te la llevas de recuerdo el último día.

El día que te vas, te lo avisan antes en un papel que debes firmar, tienes que llevar hasta dentro de la habitación la sillita homologada para el coche y meter al bebé allí como marca la normativa. Pero lo curioso es que ni siquiera puede sacar el padre al bebé con la sillita, sino que tiene que ir encima de la madre, ya que te sacan en silla de ruedas hasta tu coche. No me diréis que no es curioso. Para luego ver por la calle a montones de mexicanas, sin ofender, que llevan a los niños en brazos, sin sillitas ni nada!!

Para inscribir al niño en el registro se hace en la misma clínica, te dan unos papeles para rellenar y luego viene una administrativa, lo repasa contigo y te trae el papel definitivo en el que tienes que verificar todos los datos y en un mes ya puedes ir al registro a recoger la partida de nacimiento.

En fin, un país distinto, formas distintas de hacer las cosas. Lo importante es que nuestro hijo ya está con nosotros.

¡Bienvenido a casa, Dorian!

jueves, 18 de agosto de 2011

16-Unid@s por la red


Internet ha cambiado la forma de comunicarnos de una manera muy notable. Hace unos años era impensable imaginar que ibamos a tener a nuestro alcance todo este mundo de posibilidades que nos ofrece la red. Para la mayoría de nosotros ya sería casi imposible imaginar la vida sin este medio.

En el caso de las personas que estamos lejos de casa o que emigramos, este medio toma especial relevancia y nos ayuda a comunicarnos con los nuestros de una forma automática, barata y realmente eficaz.

Hace muchos años las comunicaciones eran muy distintas. Recuerdo que cuando yo era pequeña y vivíamos en la Rep. Dominicana, llamábamos a “mi abuela de España” una vez por semana. Como un gran rito ceremonial hacíamos turnos para saludarla y contarle algunas cosas, la calidad del sonido no era la mejor pero era lo más cercano que podías sentir a la otra persona. La otra opción eran las cartas que le escribíamos, más o menos una al mes. Mi abuela también nos escribía, con una letra de caligrafía perfecta y nos contaba muchas anécdotas. Me gustaría saber si ahora viviera qué pensaría de esta nueva forma de comunicarnos y si le gustaría escribirnos correos electrónicos en lugar de cartas.

Para mi Internet es un gran medio y reconozco que soy bastante adicta a estar conectada y es una gran parte de mi mundo. No voy a negar que tiene aspectos negativos. Es un medio difícil de controlar, donde se tiene acceso a excesiva información y mucha gente no sabe dónde poner los límites. Esto lo observo especialmente en Facebook, la única red social en la que participo. Como norma intento no tener como “amigos” a los amigos de amigos y de vez en cuando hago alguna limpia para borrar a gente con la que no tengo especial relación. Pienso que un buen criterio para saber si deben seguir en mi listado es pensar si están conectados si chatearía con ellos o no, si la respuesta es no, los borro sin pensarlo.

Otra cosa que tampoco me ha gustado en esta red social es la ligereza con la que algunas personas cuelgan videos o imágenes que consideran graciosas y que son realmente degradantes, y además normalmente suelen ser degradantes para las mujeres. Es algo que no soporto y motivo por el cual también he borrado a alguna que otra persona por la decepción que me ha causado su insistencia en estos temas.

Pero sin duda alguna las ventajas que me ha aportado este medio a la hora de comunicarme con los demás ha sido muchísimo mayor que los aspectos negativos. El tiempo que hemos estado separados como familia porque Toni ya estaba aquí ha sido genial poder vernos cada día a través de Skype, compartir esos ratitos a diario, si bien no sustituía la ausencia, de alguna manera sí que hacía la distancia más soportable. Como anécdota os cuento que por el cambio horario siempre hablábamos que para él era de día pronto y para mi de noche así que normalmente yo ya estaba en camisón y desmaquillada. Algunos días intentaba aguantar para que no me viera siempre con esas fachas y en más de una ocasión me llamaba justo cuando me acababa ya de cambiar, ¡menudos chascos me llevaba!

Ahora estando aquí también es una forma práctica de comunicarnos con nuestras familias y poder mantener ese contacto más estrecho y cercano.

Algo sorprendente para mi que me ha sucedido a través de Internet empezó hace algo más de dos años. Creé un foro en una página web femenina con la única intención de compartir con otras mujeres un interés en común. Jamás pensé que iba a encontrar en este foro algo más que conversaciones anónimas sobre un tema común con otras mujeres en mi misma situación. Esos Nicks y personajes virtuales con la confianza se convirtieron en mujeres reales, cada una con su historia, su personalidad y su vida particular. El caso es que a día de hoy somos un gran grupo de amigas que compartimos un blog privado en el que día a día desgranamos parte de nuestra vida. Lo curioso es que la red hace que la gente no tenga prejuicios ni ideas preconcebidas sobre las personas que no conoces. Sé que algunas de nosotras no hubieramos sido amigas de habernos conocido en el “mundo real” porque no nos habríamos dado la oportunidad, pero el tener a estas mujeres en mi vida ha sido un verdadero regalo. Todas aportamos algo distinto con nuestros puntos de vista, formas de ser y de entender la vida.

Algunas son realmente muy inteligentes, personas de las que nunca te cansas de aprender, otras son más tiernas y cariñosas, las hay muy madrazas, de las que siempre quieren protegerte y con otras soy yo la que tengo ese instinto. También las hay más pasionales e impulsivas, personas que rompen tus esquemas porque no estás acostumbrada a gente como ellas. Así que gracias a Internet descubrí una forma nueva de desarrollar amistades de forma inesperada y ahora tengo una red de apoyo en el que todas están pendientes de las demás. Juntas hemos compartido muchos momentos de alegría, la mayoría de ellas han sido madres durante este tiempo y también hemos pasado momentos difíciles de pérdidas, de dolor, de sufrimiento, un divorcio, preocupación por una posible enfermedad grave de una de ellas. Hemos abierto el corazón de forma sincera y nos hemos contado muchas cosas. Algunas me han sorprendido con sus historias y han hecho que las admirara por su valor. A algunas he tenido la suerte de conocerlas en persona, a otras no pierdo la esperanza de conocerlas algún día. Verdaderas amigas unidas gracias a la red.

domingo, 14 de agosto de 2011

15-El valor de las cosas


Las cosas materiales son, al fin y al cabo, solo cosas, lo que pasa es que la mayor parte del tiempo las personalizamos y las convertimos en algo más.

La ropa que vestimos habla de nosotros, el coche que llevamos, los muebles y la decoración de nuestra casa, el maquillaje, el perfume, el bolso…todas nuestras cosas son un poco parte de nuestra personalidad.

Cuando sabes que vas a vivir en un sitio de forma temporal te encargas bien de no llenarte de cosas y de no comprar más de lo imprescindible para no tener un exceso de COSAS a la hora de la mudanza. Pero cuando piensas que estás viviendo en tu casa definitiva y no tienes pensado mudarte, llenas tu casa con todo lo que más te gusta y que está de acuerdo a tu estilo de vida. Este último era nuestro caso, vivíamos en nuestra casa de la que no pensábamos mudarnos, la habíamos comprado nueva y la habíamos decorado a nuestro gusto y además es una casa bastante grande, por lo que la cantidad de cosas que había dentro era bastante importante.

A mi siempre me ha gustado mucho comprar y tener cosas bonitas, pero al mismo tiempo tengo una gran facilidad para desprenderme de las cosas materiales. Siempre he pensado que todo lo material es sustituible y no demasiado importante, lo importante es que las personas estemos bien.

A mi madre, protagonista principal de mi mudanza (pobre, nunca le agradeceré suficiente), la notaba sufrir en ocasiones cuando me decía este tipo de frases “¿y esto tampoco te lo llevas? ¿vas a dejar esto otro también? ¿por qué habías comprado tantos trajes? Mira todos estos zapatos que vas a regalar, ¿cómo es que Toni compraba tantísimos libros? ¿se los ha leído todos?”. Pero la verdad es que a mi principalmente la ropa, zapatos y ese tipo de cosas, no me han dado ninguna pena. Pienso que la vida es una rueda y es bueno regalar cosas que otras personas puedan aprovechar. Las personas que pierden sus casas en incendios o catástrofes lo pierden todo y aun así son felices de estar vivos. Nosotros hemos tenido la suerte de dejar todas estas cosas atrás, aunque muchas fueran realmente hermosas, porque así lo hemos decidido.

Nunca necesitamos tanto, lo que pasa es que estamos acostumbrados a tener y tener cosas. Supongo que las cosas nos hacen sentirnos más seguros, nos dan una comodidad que a veces es ficticia: porque tengas 30 toallas no estás mejor, no las puedes utilizar todas a la vez.

Luego está el placer estético que nos producen las cosas. Cada uno tenemos nuestros gustos y el poder complacerlos nos hace sentir bien. A los hombres en general suelen gustarles las cosas tecnológicas. He visto a mi marido cambiar de ordenador cada año, según él porque “lo necesitaba”. También teníamos una tele de diseño porque fue lo único que eligió de toda la casa y le hacía mucha ilusión. Al contrario de mi, siempre compra los libros de tapa dura y para trabajar trajes de buen corte, zapatos italianos y camisas muy chics.

Yo por mi parte he tenido la percepción talvez algo snob, no lo niego, de no querer “cosas cutres” en mi casa. He preferido esperar a encontrar el aplique perfecto para cada espacio, elegí una cocina a mi gusto, muebles que se salían un poco de lo habitual, incluyendo un comedor excesivamente caro. Pero cada vez que lo veía me gustaba. Nuestro salón y nuestra casa en general me proporcionaban armonía y la serenidad de llegar a casa y encontrarte a gusto con todo lo que había.

Las cosas otras veces, aunque no sean especialmente bonitas, tienen un valor sentimental enorme del que nos cuesta mucho más desprendernos. Todos tenemos de esas cosas. Y esto sí es duro cuando vas a mudarte y tienes que meter tu vida en ocho maletas. Hay cosas que no son prácticas, que no vas a utilizar, que no puedes llevarte pero quieres conservar, como tu vestido de novia, la plata que te regalaron tus padres al casarte, los objetos que has ido comprando en diferentes vacaciones. Y ahí no te queda más que diseñar algún criterio y decidir lo que se queda, lo que se va, lo que te guardarán para el siguiente viaje. Y dejar esas cosas atrás es desprenderte un poco de ti misma, cerrar capítulos y estar abierta a abrir otros nuevos.

miércoles, 10 de agosto de 2011

14-La adaptación de la más pequeña


Cuando decidimos tomar una decisión tan importante como cambiar de país, una de las cosas que más nos preocupa a los que somos padres es cómo ese cambio afectará a nuestros hijos. En nuestro caso valoramos la idea y pensamos que para Yoanellita sería un gran beneficio el tiempo que estuviéramos en este país, por la experiencia de conocer otra cultura y otras formas de vivir y sobre todo por convertirse en bilingüe de forma natural. Aun así siempre tienes el miedo de ver cómo va a adaptarse, de imaginar si para ella sería duro o cómo puede vivir este gran cambio una niña de ocho años.

Este año ha empezado para nuestra hija con grandes cambios, cerramos el 2010 con mi tímido positivo de embarazo, nada más comenzar el año nos pilló de sorpresa el fallecimiento de mi suegra y a los pocos días se venía Toni a EEUU para una separación temporal de la familia de seis meses. A esto hay que añadir que este año la habíamos cambiado de colegio.

Así que muchas veces me pregunto cómo vivirá ella estos cambios, intentando adivinar cómo se ven a través de sus ojos y haciendo todo lo posible por hacer esta transición lo más sencilla posible para ella.

El viaje de llegada aquí se le hizo bastante duro, las últimas horas de vuelo me preguntaba cada cinco minutos eso de “¿cuánto falta?”. Como ya os conté la llegada al aeropuerto con la enorme cola tampoco fue mucho mejor. Sin embargo fue sorprendente ver el re-encuentro de Yoanellita con su papi. Estaba pletórica y feliz. De repente ya no parecía cansada, estaba llena de energía y no podía parar de hablar y de contarle cosas. Los días iban pasando y ella continuaba con la misma energía y entusiasmo, siempre muy al lado de su papi. A Toni le emocionaba mucho ver que la niña siempre quería estar a su lado, para caminar, para sentarse en un restaurante y otras situaciones en las que normalmente siempre estaba apegada a mi. Durante los primeros días nos confesaba que no sabía que quería tanto a su padre y que le había echado tanto de menos.

A los pocos días de nuestra llegada, la metimos en un “summer camp” para que compartiera con otros niños, se fuera adaptando a la vez que practicaba su inglés y además así yo tendría más tiempo para descansar así como para hacer gestiones con Toni de papeleos, comprar coche…etc.

En el campamento se adaptó bastante bien. Algunos días le daba pereza levantarse porque algún día se iba la cama un poquito tarde pero luego siempre se quedaba contenta. Rápidamente hizo algunos amiguitos. Me sorprendió su capacidad de adaptación a las diferentes actividades que son muy distintas a las que se suelen realizar en España. Ha aprendido a coser un cojín (con agujas de verdad), se quemó un dedo en clases de cocina y pintó un plato de porcelana.

Lo que más me ha llamado la atención es que en ningún momento ha hablado de regresar a Palma, ni ha mencionado nuestra vida allí, ni nuestra casa. Normalmente en nuestras vacaciones , la primera noche siempre se quejaba y lloriqueaba algo pidiendo volver a Palma. Así que hace unos días le pregunté cómo es que no había mencionado en ningún momento lo de regresar a casa y ella contestó: “Mami, es que ahora esta es mi casa”.

viernes, 5 de agosto de 2011

13-En la peluquería


Para muchas mujeres las peluquerías son como un templo de peregrinación, yo he ido a peluquerías en muchísimos países aun estando de vacaciones, debido a que mi pelo la mayor parte del tiempo va por libre y si quiero mantenerlo un poco decente debo ir con frecuencia. Aquí aun no he decidido si esta peluquería a la que estoy yendo será la definitiva, pero me resulta bastante práctica porque está delante de casa.

Las mujeres saben perfectamente que las peluquerías son algo más que lugares en los que vamos a arreglarnos el pelo ya que las mujeres comparten confidencias sin ningún reparo con la peluquera, con lo cual es como una doble terapia, al salir nos sentimos más guapas y también algo liberadas del estrés o los problemas de la vida cotidiana. Al menos allí dentro, durante ese rato, los problemas se olvidan o pesan menos.

En mi caso ahora mismo reconozco que aunque normalmente me encanta la peluquería, en este momento me da una pereza enorme estar alli sentada tanto rato, además paso tanto calor que me lavo el pelo prácticamente todos los días. Sin embargo, me encanta el concepto de “pedicura spa” que tienen aquí por todas partes y que incluye masajes en los pies y las piernas así como un gran sillón de masaje que vas nivelando a tu gusto.

Esta peluquería a donde voy es de mexicanos y la mayoría de clientela también lo es. Como es habitual en mi no paro de observar a la gente que está a mi alrededor, así que no puedo evitar contar un poquito acerca de los distintos personajes que he visto durante los ratos que he pasado allí. La última vez que fui estaban terminando de peinar a una “quinceañera”. Para el que no lo sepa, es tradición en la mayoría de países latinoamericanos celebrar una gran fiesta a las niñas al cumplir los 15 años, fiestas en las que ellas van vestidas como si fueran princesas y en las que los padres hacen un esfuerzo económico muy grande para presentar a su hija en sociedad. Pues bien, allí estaba la quinceañera, a la que peinaron con unos enormes bucles a lo “Sissi emperatriz” y le encasquetó el peluquero una enorme corona brillante. Ella tenía un gesto aburrido, absorta toqueteando su “i-phone”, preguntó si podían ponerle mejor la corona más tarde, en su casa, a lo que el peluquero y la abuela de la niña contestaron que no inmediatamente, como si la chica hubiera pedido algo realmente terrible, para eso estaban allí y tenía que irse ya con todo el peinado dispuesto. A ella no pareció convencerle mucho el mini discurso, pero con el mismo aburrimiento y talvez algo de resignación se calló y siguió tecleando en su aparatito. Terminaron de peinarla y la abuela , que llevaba un peinado muy sofisticado, se dirigió a pagar mientras esperaban las dos nietas. La otra niña, que deduje que era la hermana pequeña, debía tener unos trece años y unas ganas enormes de vivir ella lo mismo que su hermana estaba pasando porque no dejaba de mirar la corona. La quinceañera se levantó y hacía gracia verla con sus enormes bucles anti naturales y la enorme corona que contrastaban con su top ajustado y sus vaqueros rotos. Desde luego los andares no eran muy “Sissi”. La abuela la miró con desaprobación y le dijo “mija de las gracias al señor que la atendió” a la vez que le extendía un billete de diez dólares y la chica obedientemente se acercó al peluquero a dejar la propina y después salieron las tres juntas.

El segundo personaje del día que me llamó mucho la atención fue un niño de cuatro años. Era el hijo de una de las peluqueras. Este día no debía tener con quien dejarlo y el niño le acompañaba, algo que no vemos en España. El caso es que el niño debía tener no más de cuatro años y una santa paciencia enorme. Tenía una pelota pequeña con la que jugaba en bastante silencio como si fuera consciente de que no podía hacer mucho ruido. El niño seguía todo el rato a su madre con la mirada y cuando ella se levantaba para lavarle el pelo a una señora o buscar algo, él también iba con ella, callado, a una distancia prudencial, pero lo suficientemente cerca para sentirse protegido. Y ella de alguna manera también lo vigilaba y hacía contacto visual con él y a él esto le bastaba. No me imagino a mi hija a esa edad ni a ninguno de los niños que conozco “aguantando” de esta manera sin molestar ni pedir atención en ningún momento, por eso me resultó sorprendente.

En el rato que estuve solo hubo una clienta americana no hispano hablante. La verdad es que tenía un pelo largo bastante cuidado y solicitó solamente cortarse el pelo. La peluquera que la atendió parecía muy amable y no paraba de hablar con ella, sin embargo de manera implícita le hacía ver “el gran error” de que ni siquiera se hiciera el servicio de “blower”, qué cómo iba a salir de la peluquería con el pelo mojado, luego entró en cuándo tenía pensado hacerse la pedicura y manicura. La gracia es que la chica en lugar de molestarse con los amables comentarios, empezó a poner excusas sobre el bebé que tenía y la falta de tiempo y lo “desastre” que se sentía porque no tenía ni tiempo de hacerse la pedicura. Y que ya le había costado convencer a su madre de quedarse con su hijo para poder cortarse el pelo, pero que no se atrevía a llegar más tarde. Pero la peluquera le convenció de que ella se merecía un rato para ella y para estar guapa y al final hizo no solo que se quedara a peinarse sino que saliera de allí con una cita para otro día.

En fin, había muchos más personajes dignos de mencionar, pero no os quiero aburrir. A la gente que estaba en la peluquería quien más curiosidad les despertaba era una chica embarazadísima a la que no paraban de preguntarle “para cuándo se aliviaba” y de la que no sabían localizar de dónde era el acento del español que hablaba.

martes, 2 de agosto de 2011

12-La nueva vida cotidiana


Mi padre dice muchas veces esa frase de que “el hombre es un animal de costumbres”, pero resulta curioso la capacidad que tenemos de adaptarnos a nuevas costumbres sin apenas darnos cuenta, y no solo eso, sino de la rapidez con la que incorporamos a nuestra vida nuevos elementos que inicialmente nos resultan sorprendentes.

En nuestra primera noche en California fuimos a comer a un restaurante que está en la esquina al cruzar la calle. Fuimos prontito y al volver a casa mi hija y yo, a pesar del cansancio, no pudimos evitar pararnos a contemplar los fuegos artificiales de Disney que se ven muy bien y que empiezan puntualmente cada noche a las 21:30h. Pues bien, esta noche hemos parado en el supermercado de al lado de casa y hemos esperado dentro del coche Yoanellita y yo mientras Toni compraba algo que necesitaba. Empiezo a escuchar un ruido algo ensordecedor y veo que la gente que pasa por el parking no se inmuta y enseguida me doy cuenta de que son los fuegos artificiales de Disney. Me gustan, pero como estoy cansada y ya los he visto unas cuantas veces no les presto demasiada atención. Y la gente que acude de manera habitual a este supermercado está tan acostumbrada a escucharlos que ni siquiera les sorprende el estruendo inicial. Así que algo que se sale de lo normal al estar convertido en cotidiano pierde valor para nosotros. Lo mismo pasa con las palmeras decoradas de toda la avenida. De noche se ven realmente bonitas, pero estoy convencida de que la mayor parte de la gente que pasa ni siquiera repara en ellas porque las ven cada día.

Hay otras cosas a las que nos vamos acostumbrando sin apenas darnos cuenta. Con la comida está siendo un gran descubrimiento. El otro día me ofrecieron junto con el plato de comida para llevar, en un restaurante mexicano, una sopa de albondigas. El aspecto era muy raro pero la probamos y la verdad es que quedamos encantados con el sabor, tanto que desde entonces tengo ganas de tomar de esa sopa a todas horas. Hoy hemos ido a comer a un centro comercial y el último sitio que habría elegido para comer sería un japonés pero nos dieron a probar una carne realmente deliciosa y ahí que caímos con un menú japonés. Reconozco que hay otras comidas por las que aun siento un verdadero reparo en probar, por ejemplo vimos un restaurante de Mongolia en el mismo sitio, donde preparan toda la comida a la piedra pero la verdad es que el aspecto me resultó bastante extraño y todavía no me he aventurado con ello.

Con respecto a las bebidas, Yoanellita disfruta mucho en los restaurantes de tomar coca cola a la vainilla y yo en algunas ocasiones tomo Pepsi de sabor cerezas salvajes. En “El super” mexicano compro “jarritos” de tamarindo y zumos de guayaba y en alguna ocasión hasta me he aventurado a probar esos granizados de color azul, que mejor no saber ni lo que son.

viernes, 29 de julio de 2011

11-¡De Shopping!


En este país hay una gran afición por ir de compras que es bastante conocida. Yo diría que el equivalente en España a este gusto por las compras sería ir de tapas o de cañas.

En la zona donde estamos cada manzana o dos tienen su pequeño centro comercial en el que se van repitiendo las mismas tiendas así como las cadenas de comida rápida. Lo curioso es que todos tienen público. Luego están los grandes “malls” donde están las grandes cadenas o grandes almacenes y dentro de ellos podemos encontrar algunos más sencillos y otros más sofisticados pero la tendencia de afluencia de público no deja de repetirse.

Me gusta mucha observar a la gente y me doy cuenta que así como en España relacionamos ese acto de ir de compras como algo mayoritariamente femenino, aquí es una actividad que se desarrolla mucho en familia. Así, no es extraño ver a parejas con sus retoños que van juntos de compras. Y no necesariamente o en exclusiva con niños pequeños, sino familias con hijos adolescentes también.

Pues bien de todos los sitios a los que hemos ido, hay dos que me gustaría mencionar de manera especial por su peculiaridad con respecto a lo que estaba acostumbrada de manera habitual. Uno de ellos es “Costco”. Sería el equivalente al “Makro” de España, aunque con mucha más variedad de productos, sin ser en exclusiva de alimentación. Pues bien, en Costco todo es gigante o viene en cantidades muy grandes, cosa que por otro lado tiene lógica al ser una tienda en principio pensada para el por mayor. Pero lo que llama la atención es la distribución de los productos. Al lado del Ketchup y la mayonesa, justo al lado, encontramos cremas de mujer de marcas de primera; al lado de la cerveza están los pasteles. Junto a los productos de limpieza encontramos bonos para Disney y Sea World y más adelante las vitaminas. ¿Será alguna estrategia de marketing eso de mezclar productos que no tengan nada que ver? ¿Hará que la gente compre más?

El diseño de toda la tienda es como de almacén, la decoración es casi nula pero allí podemos encontrar marcas muy prestigiosas y a precios increíbles.

Y lo otro súper divertido es que tienen muchísimos empleados para dar a probar diferentes productos comestibles: desde diferentes variedades de pan, salsas, yogures, batidos, postres, arroz, focaccia…un poco de todo.

El otro sitio que me gustaría mencionar y que me dejó bastante impactada fue el “Anaheim Marketplace”, sería algo así como el mercado de Anaheim, pero aquí se conoce como el mercado de los mexicanos. Por fuera parece un sitio normal, un parking gigante llenísimo de coches y un poco más difícil de aparcar de lo habitual. Cuando entras parece que cambiaras de país. Nunca he estado en México, pero este lugar es como si estuvieras allí. Entras en otro mundo. Solo se oye hablar en español y todo lo que allí se vende va acorde con la cultura de este país. Hay diversos puestos de bebidas donde se pueden comprar “raspados” o “aguas” de muchos sabores de frutas. También se puede comprar fruta fresca con yogur y si quieres picante por encima. Hay muchos puestos de comestibles, de ropa, de zapatos, de vestidos de comunión, de ropa de fiesta, de maletas.

El bullicio y la multitud es increíble, todos los sentidos se ven invadidos y no te da mucho tiempo asimilar lo que está sucediendo. El olor dulzón de los raspados se mezcla con el de picante. Es un ambiente embriagador, a mi me resultó agobiante y atractivo al mismo tiempo. Como si me cansara estar allí pero al mismo tiempo me resultó tremendamente familiar.

El mercado está muy, muy cerca de Disney pero por allí no se ve un solo turista. De cada diez personas en el mercado, nueve son mexicanas (o de origen mexicano) y una oriental (asumimos que son coreanos o vietnamitas).

Como dato curioso, mi marido, que mide 1,80m, era la persona más alta de todo el recinto y el único blanco, y el único que iba de traje, al menos durante las dos horas que estuvimos. Fuimos a comer a un sitio muy mexicano, con comida que resulta extraña y nos dejaron pasar a mi hija y a mi llevando bebidas de otro local (yo iba con un raspado de tamarindo) y allí que se puso Toni a comer una comida muy extraña y picante con su cervecita mexicana y sus nachos al lado; como si estuviera acostumbrado a hacerlo todos los días. Y la gente nos miraba medio sorprendidos.

miércoles, 27 de julio de 2011

10-Las autopistas de California


Me permito dedicarle una entrada a las autopistas de este estado, ya que viniendo de Palma de Mallorca, donde no tenemos ningún tramo de más de tres carriles en las pocas autopistas de la isla, y el tráfico es muy distinto; el contraste resulta bastante chocante inicialmente.

California es un estado muy grande y muy poblado y con muchos coches. Para los americanos en general moverse en coche es parte de su estilo de vida, pero en esta zona en la que vivo en concreto se acentúa más ya que no dispone de red de metro, los taxis escasean y tampoco parece que las líneas de autobuses sean de lo más activas, como pueden disfrutar otras ciudades americanas y hablo de NY que es de lo que más conozco.

El caso es que viniendo de un sitio más bien pequeño en el que habitualmente siempre me movía en coche, ha sido fácil adaptarme a la conducción aquí. Los coches son automáticos, tenemos parking muy amplio donde vivimos y en todos los sitios se aparca sin problemas. Con gran acierto decidimos comprar un GPS que nos indica las rutas y formas más sencillas de llegar a los sitios. A veces resulta divertido ver cómo la voz femenina del GPS te hace meterte por la autopista para recorridos muy cortos. Curiosamente la zona donde vivimos, el condado de Orange, tiene las mejores autopistas del estado. Así que a veces para ir al supermercado te ves durante unos minutos en una autopista de nada menos que siete carriles. Lo mejor es que cuando sales de la autopista sueles estar casi al lado del destino solicitado. Y hay muchísimas salidas por todo “el pueblo”. Pongo lo de pueblo entre comillas porque supongo que aquí se consideraría como tal pero la verdad es que son pueblos bastante grandes y densos en población. Una de las autopistas principales que nos pilla cerca y la segunda más grande de California es la I-5 que suponen 796 kms de autopista, desde la frontera con México hasta llegar a Oregón.

Pues bien hasta aquí las grandes ventajas del gran conglomerado de autopistas que te llevan con facilidad de un destino a otro. Pero luego está la parte mala, la que me es difícil de asimilar, a ver si lo adivináis: LOS ATASCOS. Son tremendos y lo peor de todo es que en muchos casos son inevitables. No los tenemos en el día a día donde vivimos pero cuando vamos de paseo en el día libre de Toni, a la vuelta, no importa de dónde sea, ¡no hay manera de evitarlos! Me resulta realmente frustrante, no sé si será por la falta de costumbre o porque no hay manera de poder controlar que no vuelva a suceder. Y la idea de salir a conocer sitios nuevos y diferentes es tentadora pero saber que para volver vas a tardar como mínimo el doble o el triple del tiempo que invertiste en llegar es tremendo.

Luego llama la atención el gran número de diferentes autopistas que se van entrelazando las unas con las otras. Las salidas a otra autopista no siempre son en el lado derecho, pueden ser a la izquierda o por el centro. Así que tienes que estar atento para continuar con la que necesitas para llegar a tu destino. Creo que si estuviera sola conduciendo y se me rompiera el GPS, moriría allí dando vueltas y vueltas sin saber salir a mi destino. Puede parecer exagerado pero la verdad es que cuesta creer cómo la gente se adapta a vivir con esta realidad a diario.

Hay tramos de autopista que disponen de un carril especial llamado “carpool” que va más rápido porque solo se puede circular si en el coche viajan mínimo dos personas. Y aunque parezca extraño este carril avanza bastante rápido porque la mayoría de coches y coches solo viajan con una persona.

En fin, os dejo una foto que saqué de Internet, de una vista aérea de algunas autopistas de California.

sábado, 23 de julio de 2011

9-Una barbacoa americana


Las barbacoas, ¡gran tópico americano! Salen en casi todas las películas y hoy desde que llegamos, por primera vez, hemos asistido a una. La organizaba la comunidad de vecinos, llevaban unas tres semanas anunciándola en el portal, la hacen cada año para celebrar el verano, había que apuntarse con antelación indicando el número de personas para calcular la comida y bebidas, que por cierto eran gratuitas.

La verdad es que no teníamos grandes expectativas pero tampoco teníamos mucho más que hacer, así es que la peque y yo nos apuntamos pues Toni trabajaba como cada tarde.

Nos llevamos una grata sorpresa, pues el recibimiento por parte de los que estaban allí organizando fue muy cordial e informal, lo que por otra parte es habitual en los americanos. Como llegamos pronto y había poca gente, me ofrecí a ayudar y en un momento estaba en “la casa Club” cortando enormes tomates para las hamburguesas.

Había un gran despliegue de comida, hamburguesas, perritos, snacks de todo tipo, galletas enormes, fruta fresca cortada (buenísima y fue lo que menos éxito tuvo) y por supuesto muchísima bebida aunque eso sí nada de alcohol.

Lo que más me llamó la atención fue que en la mesa habían dispuesto unas pegatinas y rotuladores, las pegatinas decían “Hello, I am…” y debajo cada uno escribía su nombre. Creo que fui la única en no ponerme la pegatina pero absolutamente todo el mundo la llevaba, incluida Yoanellita, que le hizo mucha ilusión. Está claro que son cosas que van en la cultura de cada uno, en España en general somos reacios a este tipo de cosas pero aquí es de lo más normal. Había una niña pequeña, de unos tres años que entraba y salía de la piscina y cada vez que salía se secaba la barriga y se pegaba la etiqueta con su nombre, me hacía muchísima gracia verla.

La gente iniciaba conversaciones con otras personas sin ningún reparo y muchos se dirigieron a mi y fueron simpáticos. Me preguntaron una y otra vez para cuándo mi fecha de parto, el sexo del bebé que esperaba, si estaba bien, si quería comer algo más. Una señora me pidió educadamente si podía tocarme la barriga y accedí.

Algo que es habitual aquí y a lo que me voy acostumbrando es a ver la capacidad que tienen para comer, tenía una chica sentada cerca que se comió uno detrás de otro 6 perritos calientes completitos, una hamburguesa y patatas fritas.

Otra cosa muy corriente es ver familias numerosas, de tres y cuatro niños, pero lo que sorprende de estas familias no es el número de hijos, sino lo bien que se defienden los padres cuidando de su prole. Los niños son distintos a como son en España, me recuerda en cierta a manera a cuando nosotros eramos pequeños (somos cinco). No es que sean niños más espabilados, es que tienen menos “tonterías”. Que nadie me malinterprete, que yo hasta hora he sido madre de hija única y para moverte con una sola parece que necesitas un campamento detrás y sin embargo ves a estas familias con tantos niños y tanta soltura que da gusto verles, desde fuera parece muy fácil.

En fin, que mañana tenemos otra barbacoa en un pueblo de aquí al lado, nos ha invitado una familia española, ¡ya os contaré!

miércoles, 20 de julio de 2011

8-Pequeños contrastes


Estuvimos en la playa de Santa Mónica y para mi el agua estaba algo fría a pesar de que el día estaba calentito así que mientras mi marido y mi hija se bañaban y disfrutaban de las olas, me quedé tumbada en la toalla.

La playa estaba llenísima de gente y me llamó la atención la variedad de personas allí reunidas y los contrastes que se daban. Justo a mi lado derecho tenía una madre sola, negra, muy joven, con tres niños muy pequeños de entre uno y tres años, que se desenvolvía de manera ejemplar entre los tres, donde cualquier otra se habría puesto histérica. Los niños se llenaban de arena, la mayor se medio escapaba, el pequeño tomaba un potito mientras los dos mayores comían nachos mezclados con la arena de sus manitas y ella con santa paciencia les daba sorbos de refresco y les lavaba las manos con agua de una garrafa inútilmente una y otra vez mientras ellos se volvían a llenar de arena, ¡admirable desde luego! Es lo que pensé, pero no me habría gustado estar en sus chanclas. Justo delante tenía una pareja con rasgos latinoamericanos, los dos entraditos en carnes, vestidos con “shorts” y camisetas, sentados en la arena, mientras ella sostenía un enorme paraguas para protegerles del sol, él la rodeaba por la cintura. Podría ser una bonita estampa pero me pareció más bien rara…

Un poco más abajo un grupito de amigas quinceañeras, Yankees, muy delgaditas, con bikinis muy fashion y con el pelo como si hubieran ido a la peluquería. Se untaban crema unas a las otras y hablaban y envíaban mensajes por sus i-phones.

En la zona que estaba prohibido poner toallas como no, un grupito de españoles, “niños bien” de esos que vienen a estudiar inglés en verano, lo sé por las mochilas de una conocida academia española. El vigilante de la playa les dice por megafonía que ahí no se pueden poner y luego lo repite en español un poco raro. Al rato veo que terminan haciéndose fotos con el vigilante.

A la izquierda tenía una familia, claramente mexicanos, padres y dos niños, dos sombrillas de playa enormes, sabanas en lugar de toallas (aquí es algo habitual aunque suene extraño), una nevera de playa tamaño maxi y muchísima comida. En un momento sacaban muchísimas cosas de comer. La niña que era la más pequeña comía compulsivamente, nachos con carne, helado, luego fruta y de repente vuelta a empezar con los nachos…¡no paraba de comer! Varias imágenes similares se sucedían, muchas familias, todas con muchos “chismes” y mucha comida, cosas para jugar los niños, la verdad es que era muy entretenido ver el ambiente.

De repente a mi lado se sitúa una parejita que parecía salida de la revista Vogue. Los dos iban impecables, cuerpos casi perfectos. Ella parecía que acababa de salir de la peluquería, melena castaña con mechas perfectas y unos bucles que nadie tiene por naturaleza. Talvez demasiado maquillaje para estar en la playa. Un top precioso y shorts de marca. Uñas de las manos y de los pies pintados de rosa chicle. Sandalias monísimas que parecían recién salidas de la zapatería. Bolso de Luis Vuitton (sí de los grandes y original y no se cortó en dejarlo en la arena). El llevaba una camisa de lino blanco arremangada, shorts caquis y chanclas de piel. Afeitado y con un corte de pelo perfecto.

Lo mejor es que dejan las cosas en la arena y él se arrodilla para quitarle a ella las sandalias, pero solo con una rodilla en la arena y el pie de ella encima de él, de verdad que parecía como una peli, ¡eran tan artificiales y divertidos! Ella parecía que estaba grabando un anuncio con esa pose y sus uñas rosa chicle. Una vez sin las sandalias se quita la ropa y se queda en bikini, con la misma ceremonia y luego se va corriendo a la playa dando saltitos y él la sigue de forma artificiosa. Miro hacia atrás por ver si hay una cámara o algo grabándoles, ¡qué raro y divertido!!...se van caminando por la arena, se besan como en cámara lenta, como si estuviera ensayado, las poses y las caricias son súper artificiales. No dejan de sorprenderme.

Me imagino representando la misma escena, pero no funciona. Me es difícil imaginarme con cintura ahora mismo. Mi pelo no aguantaría del parking a la playa con esos bucles, si tuviera un Vuitton no sería capaz de dejarlo en la arena y nunca me he pintado las uñas de rosa chicle. Si Toni me quitara las sandalias de esa manera, seguro que le pegaba el lumbago ¡Lo de ir corriendo dando saltitos sí que podría hacerlo! Y lo de besar en cámara lenta tampoco es lo mío, soy mucho más apasionada.