lunes, 26 de septiembre de 2011

21- Disneyland


Una vez leí que Disneyland como marca era la tercera en notoriedad en el mundo por detrás de “Coca-Cola” y “McDonalds”, que por cierto curioso que las tres marcas son americanas.

Uno se pregunta qué tendrá el mundo Disney para lograr vender esa magia y llegar a los corazones de las personas de una manera tan profunda, a mi modo de ver, como no lo ha conseguido ningún otro parque temático en el mundo.

Está claro que sus personajes tienen “vida propia” y que la forma en la que están caracterizados llega tanto a pequeños como a mayores.

Podría considerarme bastante experta en el tema de Disneyland. He visitado el parque de París en seis ocasiones, el de Orlando una vez y ahora el de California, aunque todo hay que decir que de momento aquí solo hemos ido un día. Está claro que la experiencia se vive de manera distinta según con quien se visite y el momento de tu vida en el que te encuentres. La primera vez que fui al de París tenía veinte años e iba con mis compañeros de clase. Cuatro días disfrazados de viaje de estudios para estudiantes de Turismo de diversos puntos de Europa, un par de convenciones y muchos “deberes” para completar sobre el parque, pero lo bueno fue vivir esa primera experiencia, porque las primeras veces son siempre irrepetibles. Eso sí hacía un frío alucinante.

La segunda vez fue con Toni, prev,ia estancia en París, la ciudad del amor y con nuestra relación recién estrenada pues apena hacía unos meses que salíamos juntos. Así que no fue menos memorable. En aquella ocasión también hacía muchísimo frío, y fue también en el mes de enero, pero tuvimos muchísima suerte porque había muy poca gente en el parque y no teníamos que hacer cola para subir a las atracciones.

La tercera vez fue un viaje de chicas, con mi madre y mis hermanas. Ninguna de nosotras era madre aun y yo todavía no me había casado. Lo pasamos en grande. Yo me encargué de organizar el itinerario para que pudieramos ver todo lo importante ya que cada una de ellas tenía su “aquel” particular. Mi madre es como los japoneses, solo quiere fotos. Jesulenka se quejaba en todas las colas pero luego quería repetir lo mismo y Benita estaba pelín obsesionada con las tiendas y el merchandising. Lo único malo es que nuestro viaje coincidió con vacaciones de medio trimestre en Francia y había muchísimos niños por todas partes.

Las otras veces en París y la vez en Orlando ya fueron en familia con Toni y Yoanellita. Teniendo hijos se vive de otra manera, porque vives la ilusión a través de los ojos de tus hijos.

Y vuelvo al principio, ¿qué tendrá Disney que no tienen otros parques temáticos? Está claro que todo está muy bien hecho y se ha prestado atención a cada detalle. Hay además una gran inversión en tecnología para sorprendernos con atracciones cada vez más llamativas, efectos que nos dejan sorprendidos como en las películas 4D o espectáculos con láser; pero sobre todo yo creo que el éxito se basa en el concepto de la marca que sigue llevando ilusión y magia a los corazones de la gente.

En esta visita a Disney de aquí de Anaheim, hemos estado nosotros con mis padres. Para mi padre era la primera vez, de hecho nos costó convencerle para ir, pero él también ha reconocido que disfrutó mucho de la visita. Especialmente le gustaron las atracciones de “Pequeño Mundo” (It’s a small World) donde todas las culturas se hermanan en un viaje de fantasía y el paseo por la jungla en barco, donde se simula la naturaleza de la selva de una manera bastante fidedigna.

A resaltar lo bien que lo pasó mi madre en el “Parade” final de la noche, bailando, riendo y haciendo fotos; mi padre dice que fue lo que más le gustó del día.

Otra cosa que me llamó la atención es que entramos en muchas atracciones con Dorian y en la casa del terror ni se inmutó, vamos que se quedó dormido; y es que pienso que el concepto de las cosas que dan miedo es algo mucho más social que fisiológico.

Y para terminar me quedo con una frase que me dijo mi hija cuando estuvimos en Disney Orlando: “Mami, tengo amigas que dicen que son muñecos disfrazados, pero ya les diré yo que no, que son de verdad”.

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