lunes, 30 de abril de 2012

33-¿Niños competentes o competitivos?


Los que me conocéis sabéis que una de las cosas que más me preocupa es la educación de mi hija, bueno dentro de poco también del peque. Las cosas que hagamos por ellos ahora o la forma en que enfoquemos sus perspectivas van a marcar de una manera determinante su futuro.
Para mí, la educación tiene tres pilares fundamentales: la casa, el colegio y el ambiente en el que nos desarrollemos. Hay muchos elementos externos que no podemos controlar pero en general nosotros decidimos como padres qué es lo que queremos inculcar en nuestros hijos.
Hasta hace poco en las sociedades que he conocido había dos paradigmas básicos en cuanto a la educación o más bien dos divisiones claras, una la de “estudia y trabaja fuerte y el día de mañana vivirás bien” y la otra lo de “aprende un oficio que al final un albañil gana más que un ejecutivo”.  La situación actual nos ha demostrado que las cosas no son tan sencillas  y que no se reduce todo a eso. Ahora los trabajos no son para siempre y la gente no permanece en el mismo trabajo toda la vida.  Se hace necesario aprender idiomas y se fomentan las estancias en el extranjero tanto por estudio como por trabajo. De hecho con la caída de estos antiguos paradigmas muchos padres no saben exactamente cómo actuar porque ellos mismos se encuentran perdidos.
A pesar de que la gente no lo tenga muy claro, la sociedad actual busca gente competente y flexible, con perfiles que se puedan adaptar a diferentes situaciones y momentos.  Pero cada sociedad tiene sus particularidades. Desde que estoy en EEUU, a pesar de que me sonaba antes a súper tópico no dejo de sorprenderme cómo se fomenta la competitividad en los niños. Aquí se premia al mejor en cada mínimo aspecto pero al mismo tiempo se deja que cada niño experimente y descubra su máximo grado de competencia en cualquier arte o disciplina y esta parte sí que me resulta sorprendente. Por ejemplo mi hija nunca ha sido buena en deportes y correr pues no es algo que se le diera bien. Pero en su colegio hicieron un mini maratón donde se estimuló a los niños a correr hasta un poco más de los límites que cada uno tenía establecido para sí mismo. Me sorprendió verla correr con muchísimo esfuerzo y llegar mucho más lejos de lo que habría imaginado. Lo mismo me ha pasado al ver sus recitales del coro y de violín, cosas en las que realmente no esperaba verla destacar.
En enero a mi hija le dieron un papel en el colegio para un casting de un grupo teatral para hacer una audición para un musical. Insistió mucho en ir y al final la llevé de forma totalmente inocente. Llegamos tarde, recuerdo. Ya el primer día me dio un poco sensación de demasiado bien organizado para ser algo infantil y la verdad es que en ese momento creo que ninguna de las dos eramos conscientes del “embolao” en el que nos estábamos metiendo. Me fui dando cuenta en la primera reunión de padres. Cuando empezaron a preguntar por el criterio de las audiciones, cuando madres con niñas de la edad de mi hija hablaban de “sus futuras carreras” o contaban con toda naturalidad que pagaban carísimas clases particulares de interpretación o baile para que simplemente se convirtieran en las mejores. Ha habido momentos que me han parecido realmente surrealistas, algunos divertidos y otros un poco increíbles.  Pero para muchas de estas familias es simplemente una forma de vida. Invierten muchísimas horas en esto porque la verdad es que es un montaje que lleva una parafernalia absolutamente impresionante. Entre ensayos interminables, sobre todo ahora que estamos en la recta final, reuniones de padres, voluntariados de todo tipo, fiestecillas extras, vestuario y un largo etcétera.  Estamos a 8 días de la primera de las 10 funciones que realizarán, a 25 dólares por persona la entrada por cierto, osea que entramos en “production week” y recibo una media de 5 E-mails diarios.  Tengo que comprar ropa interior de teatro que no sé lo que es, pero en la reunión del domingo a las 12 me lo explicarán, tengo que comprar maquillaje específico de teatro y llevarla con el maquillaje base siguiendo unas instrucciones concretas, un trolley “de teatro”para llevar su vestuario, tengo un listado detallado de los ensayos de la semana que se pueden modificar con 12 horas de antelación con lo cual tenemos que estar “on call” para cualquier cambio. Y esto es solo una parte de todo lo que tenemos entre manos con el musical.
Justamente hoy mientras esperábamos en el ensayo de hoy que los niños finalistas para “volar” hacían la prueba física con los arneses estuve hablando un rato con dos madres, ya  que cuatro horas de ensayo dan para mucho. Una de ellas nos estuvo contando que la niña mayor va a un colegio privado y que al pequeño lo educa en casa porque después de un año en el colegio el niño no era capaz de ser competente en todas las áreas exigidas por el curriculum de su nivel y que aunque era sacrificado, creía que estaba haciendo lo correcto.  La otra madre y yo nos quedamos alucinadas. Yo sería incapaz de ser la maestra de mi hija en casa, me vería incapaz y creo que al revés, no le enseñaría nada. Aun así y a pesar de que me considero una madre involucrada, nunca me he puesto a revisar punto a punto los objetivos del curso ni a pensar que como en el caso de este niño no llegar a todo lo que se pide a los 5 años puede marcar su futuro de manera negativa. En el caso de esta mamá su mayor preocupación era la falta de competencia del niño, que a la larga podría acarrearle falta de competitividad.
Suena súper raro pero este es el país donde se pasan todo el tiempo señalando quién es mejor en todo, cada trimestre ceremonia incluída, premios de matemáticas y de inglés a los mejores, premio a la mejor profesora, al mejor colegio, al mejor districto escolar. Exámenes para medir cuál es el mejor colegio, en un país donde nadie quiere quedarse atrás. Los niños crecen viendo con naturalidad que ser el mejor es lo habitual, no hay espacio para llegar raspado a ningún lado. Los padres viven a través de sus hijos su propia competencia. No hace falta que lo digan se percibe en el aire. Las madres especialmente observan con recelo a las niñas en el mismo rango de edad que las suyas. Oyes comentarios sorprendentes: “Fulanita baila fenomenal pero mi hija es más delgada”.
Hoy me quedé helada en la prueba. Una niña monísima antes de que le tocara subir al escenario empezó a llorar y a ponerse súper nerviosa, le dijo a su padre que no lo quería hacer, que le daba mucho miedo subirse a los arneses y volar. Su padre se enfadó y le dijo cosas del estilo: “Me estás avergonzando, me haces quedar en ridículo, no he dejado la oficina para venir a verte llorar, claro que vas a subir”. Las madres que estaban cerca parecían empatizar y comentarios como “Pobrecita, si le da miedo, mejor que no suba”pero a mi me sonaba más a “Una menos para competir, genial”. 
Hace un par de días que empecé esta entrada y no la había publicado. Hoy  ha vuelto a haber ensayo como no. Antes del ensayo revisión de los nombres para ep programa y sesión de fotos. Hoy he visto a mi pequeña Yoanellita, en medio de toda esta vorágine, un poco menos pequeña, escalando peldaños de manera imparable, disfrutando su sueño y coleccionando triunfos. Como eran cuatro horas y media al final me he vuelto a casa con Dorian. Se ha despedido con normalidad, la he visto alejarse vestida de Munchkin arrastrando su carrito con seguridad, sin darse la vuelta para mirarme.

1 comentario:

  1. Y seguro que Yoa se iba caminando contenta, porque sabe que sus padres la quieren y la apoyarán en lo que quiera hacer en la vida, y nunca la presionarían para subirse a un sitio que le diese miedo ni la compararían con otra niña porque la adoran tal y como es... es una niña feliz! :D

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