viernes, 5 de agosto de 2011

13-En la peluquería


Para muchas mujeres las peluquerías son como un templo de peregrinación, yo he ido a peluquerías en muchísimos países aun estando de vacaciones, debido a que mi pelo la mayor parte del tiempo va por libre y si quiero mantenerlo un poco decente debo ir con frecuencia. Aquí aun no he decidido si esta peluquería a la que estoy yendo será la definitiva, pero me resulta bastante práctica porque está delante de casa.

Las mujeres saben perfectamente que las peluquerías son algo más que lugares en los que vamos a arreglarnos el pelo ya que las mujeres comparten confidencias sin ningún reparo con la peluquera, con lo cual es como una doble terapia, al salir nos sentimos más guapas y también algo liberadas del estrés o los problemas de la vida cotidiana. Al menos allí dentro, durante ese rato, los problemas se olvidan o pesan menos.

En mi caso ahora mismo reconozco que aunque normalmente me encanta la peluquería, en este momento me da una pereza enorme estar alli sentada tanto rato, además paso tanto calor que me lavo el pelo prácticamente todos los días. Sin embargo, me encanta el concepto de “pedicura spa” que tienen aquí por todas partes y que incluye masajes en los pies y las piernas así como un gran sillón de masaje que vas nivelando a tu gusto.

Esta peluquería a donde voy es de mexicanos y la mayoría de clientela también lo es. Como es habitual en mi no paro de observar a la gente que está a mi alrededor, así que no puedo evitar contar un poquito acerca de los distintos personajes que he visto durante los ratos que he pasado allí. La última vez que fui estaban terminando de peinar a una “quinceañera”. Para el que no lo sepa, es tradición en la mayoría de países latinoamericanos celebrar una gran fiesta a las niñas al cumplir los 15 años, fiestas en las que ellas van vestidas como si fueran princesas y en las que los padres hacen un esfuerzo económico muy grande para presentar a su hija en sociedad. Pues bien, allí estaba la quinceañera, a la que peinaron con unos enormes bucles a lo “Sissi emperatriz” y le encasquetó el peluquero una enorme corona brillante. Ella tenía un gesto aburrido, absorta toqueteando su “i-phone”, preguntó si podían ponerle mejor la corona más tarde, en su casa, a lo que el peluquero y la abuela de la niña contestaron que no inmediatamente, como si la chica hubiera pedido algo realmente terrible, para eso estaban allí y tenía que irse ya con todo el peinado dispuesto. A ella no pareció convencerle mucho el mini discurso, pero con el mismo aburrimiento y talvez algo de resignación se calló y siguió tecleando en su aparatito. Terminaron de peinarla y la abuela , que llevaba un peinado muy sofisticado, se dirigió a pagar mientras esperaban las dos nietas. La otra niña, que deduje que era la hermana pequeña, debía tener unos trece años y unas ganas enormes de vivir ella lo mismo que su hermana estaba pasando porque no dejaba de mirar la corona. La quinceañera se levantó y hacía gracia verla con sus enormes bucles anti naturales y la enorme corona que contrastaban con su top ajustado y sus vaqueros rotos. Desde luego los andares no eran muy “Sissi”. La abuela la miró con desaprobación y le dijo “mija de las gracias al señor que la atendió” a la vez que le extendía un billete de diez dólares y la chica obedientemente se acercó al peluquero a dejar la propina y después salieron las tres juntas.

El segundo personaje del día que me llamó mucho la atención fue un niño de cuatro años. Era el hijo de una de las peluqueras. Este día no debía tener con quien dejarlo y el niño le acompañaba, algo que no vemos en España. El caso es que el niño debía tener no más de cuatro años y una santa paciencia enorme. Tenía una pelota pequeña con la que jugaba en bastante silencio como si fuera consciente de que no podía hacer mucho ruido. El niño seguía todo el rato a su madre con la mirada y cuando ella se levantaba para lavarle el pelo a una señora o buscar algo, él también iba con ella, callado, a una distancia prudencial, pero lo suficientemente cerca para sentirse protegido. Y ella de alguna manera también lo vigilaba y hacía contacto visual con él y a él esto le bastaba. No me imagino a mi hija a esa edad ni a ninguno de los niños que conozco “aguantando” de esta manera sin molestar ni pedir atención en ningún momento, por eso me resultó sorprendente.

En el rato que estuve solo hubo una clienta americana no hispano hablante. La verdad es que tenía un pelo largo bastante cuidado y solicitó solamente cortarse el pelo. La peluquera que la atendió parecía muy amable y no paraba de hablar con ella, sin embargo de manera implícita le hacía ver “el gran error” de que ni siquiera se hiciera el servicio de “blower”, qué cómo iba a salir de la peluquería con el pelo mojado, luego entró en cuándo tenía pensado hacerse la pedicura y manicura. La gracia es que la chica en lugar de molestarse con los amables comentarios, empezó a poner excusas sobre el bebé que tenía y la falta de tiempo y lo “desastre” que se sentía porque no tenía ni tiempo de hacerse la pedicura. Y que ya le había costado convencer a su madre de quedarse con su hijo para poder cortarse el pelo, pero que no se atrevía a llegar más tarde. Pero la peluquera le convenció de que ella se merecía un rato para ella y para estar guapa y al final hizo no solo que se quedara a peinarse sino que saliera de allí con una cita para otro día.

En fin, había muchos más personajes dignos de mencionar, pero no os quiero aburrir. A la gente que estaba en la peluquería quien más curiosidad les despertaba era una chica embarazadísima a la que no paraban de preguntarle “para cuándo se aliviaba” y de la que no sabían localizar de dónde era el acento del español que hablaba.

4 comentarios:

  1. Que pena lo del niño. Eric no hubiera aguantado nada.
    Yo estoy deseperada con mi pelo, necesito nanokeratina y no sale en grupalia¡¡¡

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  2. Por cierto, en esta foto no se te ve la barriga, dónde la metiste??

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  3. En esta foto ya estaba embarazada pero aun no lo sabía!

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  4. Menos mal q lo has aclarado,pensaba q la barriguilla era de quita y pon .... qué interesante todo ...saludos con acento andalú

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