viernes, 26 de agosto de 2011

17-Ha nacido mi bebé americano


¡He vuelto a ser mamá! Por fin nuestro pequeño Dorian está entre nosotros. Parecía que el momento no llegaba nunca, pero nuestro principito ha llegado para llenarnos todos los espacios y embriagarnos de amor.

La maternidad es algo muy complejo. Se ha escrito muchísimo de cómo vivimos las mujeres esta experiencia, pero sin duda alguna es algo muy personal y cada embarazo, cada parto, es distinto y es algo que se vive en primera persona.

La llegada al mundo de mi hijo ha sido muy difícil, como difícil fue lograr un embarazo de los “buenos” y también difícil la última etapa del embarazo.

Soy una persona distinta de la que entró por la puerta de la clínica antes de que naciera Dorian. Hice todo lo posible por ayudar a mi hijo a venir al mundo de forma natural pero no fui capaz a pesar de todo lo que luché y después de casi treinta horas de parto, vino al mundo por una cesárea.

Durante todo el proceso estuvo conmigo mi marido Toni, mi gran compañero de la vida. Sumamos otra más de todas las cosas que hemos pasado juntos y creo que en esta nos llevamos la matrícula de honor: ¡Gracias, Toni. Te quiero!

Al teléfono, impacientes, mis padres, mi madre en casa con mi hija y mi padre al otro lado del charco.

Pero bueno, vamos a dejarnos de sentimentalismos y paso a contar las particularidades de tener un bebé en este lado del mundo, desde mi visión, para que veáis las diferencias en cómo se hacen las cosas.

Lo primero, como es obvio, todo mi parto fue en inglés, así que creo que he demostrado que desde luego soy bilingüe: he empujado en inglés, he traducido a mi marido las partes difíciles y lo mejor en el momento que lo pasaba peor, encontré las palabras para quejarme a gritos en inglés, ¡qué mundo extraño!

Mi ginecóloga es hindú y en el tiempo que estuve de parto me atendieron 4 comadronas (siempre una en exclusiva), dos americanas blancas y dos orientales.

Como sabréis en este país la sanidad es privada y debido a que vine bastante embarazada ningún seguro me cubría, así que hemos pagado por el parto. El servicio de anestesia no depende de la clínica y lo cobran allí mismo. Y cuando os digo allí mismo, imaginad a mi marido haciendo cheques en medio de mi suite-paritorio para la primera anestesista y luego para la segunda (cambio de turno) que me atendió en la cesárea.

Algo que me sorprendió positivamente fue el trato de todo el personal de la clínica. No os podéis imaginar la amabilidad y lo cariñosas que fueron tanto las comadronas como las enfermeras del servicio de maternidad. Y es que en esta clínica hay una unidad especial donde vas a dar a luz en una suite individual privada y solo te llevan a quirófano en caso de cesárea. Una vez nace el bebé te trasladan a maternidad, que es una zona más modesta, con habitaciones más pequeñas, aunque siguen siendo amplias e individuales.

A la hora de la cesárea a Toni le dijeron que podía grabarla, a lo cual yo dije que ni de risa, pero él lo vio en directo y alguna foto bastante explícita sí que hizo con el niño medio saliendo. La cesárea la verdad bastante rápida y luego vuelta a la suite para hacer “piel con piel” con el bebé. Puedes estar en esa intimidad los padres con el bebé hasta seis horas pero un mínimo de dos horas que fue lo que hicimos para que nos trasladaran cuanto antes y poder recibir la visita de nuestra hija y mi madre, que ambas estaban impacientes.

Una vez en maternidad, hubo varias cosas que me sorprendieron. A los bebés les ponen una especie de chip atado al tobillo y te dan una hoja con precauciones para que no roben al bebé. Nadie, ni siquiera el padre, puede sacar al niño fuera de la habitación, osea ni al pasillo de las habitaciones, sino está la madre delante.

Las enfermeras bañan a los bebés entre la una y las dos de la mañana. Y a esas horas también le hicieron la prueba del talón y la de los oídos; cosas que en España se suelen hacer a primera hora de la mañana, ¡no de madrugada!

Al contrario que en España, cada enfermera tiene asignada una serie de habitaciones, yo calculé que unas tres pacientes por enfermera y siempre te atiende la misma. Cuando cambian el turno, si no la has visto antes viene a presentarse y te apuntan en una especie de pizarra su nombre donde está el tuyo. Ah y el día que ingresas allí se llevan al bebé y le hacen una foto y le ponen las huellas de sus piececitos en una hoja que se queda colgada en la habitación durante tu estancia y te la llevas de recuerdo el último día.

El día que te vas, te lo avisan antes en un papel que debes firmar, tienes que llevar hasta dentro de la habitación la sillita homologada para el coche y meter al bebé allí como marca la normativa. Pero lo curioso es que ni siquiera puede sacar el padre al bebé con la sillita, sino que tiene que ir encima de la madre, ya que te sacan en silla de ruedas hasta tu coche. No me diréis que no es curioso. Para luego ver por la calle a montones de mexicanas, sin ofender, que llevan a los niños en brazos, sin sillitas ni nada!!

Para inscribir al niño en el registro se hace en la misma clínica, te dan unos papeles para rellenar y luego viene una administrativa, lo repasa contigo y te trae el papel definitivo en el que tienes que verificar todos los datos y en un mes ya puedes ir al registro a recoger la partida de nacimiento.

En fin, un país distinto, formas distintas de hacer las cosas. Lo importante es que nuestro hijo ya está con nosotros.

¡Bienvenido a casa, Dorian!

3 comentarios:

  1. Bienvenido a la vida Dorian, en navidad nos llenaste de esperanzas ahora nos llenas de alegría,el destino me puso en vuestro camino y la vida nos unió para siempre por lazos de sentimientos de esos q no se rompen,siempre estás en mi corazón tú y tu familia ....besos pequeño gran luchador

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