miércoles, 20 de julio de 2011

8-Pequeños contrastes


Estuvimos en la playa de Santa Mónica y para mi el agua estaba algo fría a pesar de que el día estaba calentito así que mientras mi marido y mi hija se bañaban y disfrutaban de las olas, me quedé tumbada en la toalla.

La playa estaba llenísima de gente y me llamó la atención la variedad de personas allí reunidas y los contrastes que se daban. Justo a mi lado derecho tenía una madre sola, negra, muy joven, con tres niños muy pequeños de entre uno y tres años, que se desenvolvía de manera ejemplar entre los tres, donde cualquier otra se habría puesto histérica. Los niños se llenaban de arena, la mayor se medio escapaba, el pequeño tomaba un potito mientras los dos mayores comían nachos mezclados con la arena de sus manitas y ella con santa paciencia les daba sorbos de refresco y les lavaba las manos con agua de una garrafa inútilmente una y otra vez mientras ellos se volvían a llenar de arena, ¡admirable desde luego! Es lo que pensé, pero no me habría gustado estar en sus chanclas. Justo delante tenía una pareja con rasgos latinoamericanos, los dos entraditos en carnes, vestidos con “shorts” y camisetas, sentados en la arena, mientras ella sostenía un enorme paraguas para protegerles del sol, él la rodeaba por la cintura. Podría ser una bonita estampa pero me pareció más bien rara…

Un poco más abajo un grupito de amigas quinceañeras, Yankees, muy delgaditas, con bikinis muy fashion y con el pelo como si hubieran ido a la peluquería. Se untaban crema unas a las otras y hablaban y envíaban mensajes por sus i-phones.

En la zona que estaba prohibido poner toallas como no, un grupito de españoles, “niños bien” de esos que vienen a estudiar inglés en verano, lo sé por las mochilas de una conocida academia española. El vigilante de la playa les dice por megafonía que ahí no se pueden poner y luego lo repite en español un poco raro. Al rato veo que terminan haciéndose fotos con el vigilante.

A la izquierda tenía una familia, claramente mexicanos, padres y dos niños, dos sombrillas de playa enormes, sabanas en lugar de toallas (aquí es algo habitual aunque suene extraño), una nevera de playa tamaño maxi y muchísima comida. En un momento sacaban muchísimas cosas de comer. La niña que era la más pequeña comía compulsivamente, nachos con carne, helado, luego fruta y de repente vuelta a empezar con los nachos…¡no paraba de comer! Varias imágenes similares se sucedían, muchas familias, todas con muchos “chismes” y mucha comida, cosas para jugar los niños, la verdad es que era muy entretenido ver el ambiente.

De repente a mi lado se sitúa una parejita que parecía salida de la revista Vogue. Los dos iban impecables, cuerpos casi perfectos. Ella parecía que acababa de salir de la peluquería, melena castaña con mechas perfectas y unos bucles que nadie tiene por naturaleza. Talvez demasiado maquillaje para estar en la playa. Un top precioso y shorts de marca. Uñas de las manos y de los pies pintados de rosa chicle. Sandalias monísimas que parecían recién salidas de la zapatería. Bolso de Luis Vuitton (sí de los grandes y original y no se cortó en dejarlo en la arena). El llevaba una camisa de lino blanco arremangada, shorts caquis y chanclas de piel. Afeitado y con un corte de pelo perfecto.

Lo mejor es que dejan las cosas en la arena y él se arrodilla para quitarle a ella las sandalias, pero solo con una rodilla en la arena y el pie de ella encima de él, de verdad que parecía como una peli, ¡eran tan artificiales y divertidos! Ella parecía que estaba grabando un anuncio con esa pose y sus uñas rosa chicle. Una vez sin las sandalias se quita la ropa y se queda en bikini, con la misma ceremonia y luego se va corriendo a la playa dando saltitos y él la sigue de forma artificiosa. Miro hacia atrás por ver si hay una cámara o algo grabándoles, ¡qué raro y divertido!!...se van caminando por la arena, se besan como en cámara lenta, como si estuviera ensayado, las poses y las caricias son súper artificiales. No dejan de sorprenderme.

Me imagino representando la misma escena, pero no funciona. Me es difícil imaginarme con cintura ahora mismo. Mi pelo no aguantaría del parking a la playa con esos bucles, si tuviera un Vuitton no sería capaz de dejarlo en la arena y nunca me he pintado las uñas de rosa chicle. Si Toni me quitara las sandalias de esa manera, seguro que le pegaba el lumbago ¡Lo de ir corriendo dando saltitos sí que podría hacerlo! Y lo de besar en cámara lenta tampoco es lo mío, soy mucho más apasionada.

5 comentarios:

  1. Jajajajaja me parto, me parece estar viendo la escena ¡que divertido!!!!!! yo creo que no podría haberme aguantado la risa, menos mal que tú eres una mujer de mundo y estás acostumbrada a ver de todo. Por si acaso tomo nota y este verano en la playa iré todo lo fashion que pueda, a ver si voy a tener a alguien escribiendo un blog y fijándose en mi....

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  2. Yo en vez de saltitos iré con mis recién adquiridos andares, ademas la arena de aquí quema y hay piedricitas,no me veo no me veo

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  3. JAjjajajajajaj, me parto me parto!!
    Lo que no me gustó a mi nada de nada Venice Beach, la arena super fea y todos muy raros, ajajjaaja

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  4. Luli, ya volveremos a ser mujeres glamourosas en breve...

    Cuka, aun no he ido a Venice Beach pero tiene fama de que hay mucha gente estrafalaria por allí.

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  5. jajajaja...una descripción deliciosa!...me he enamorado de esas uñas rosas!!!...

    ...Yo lo de los saltitos...ahora iría rodando...me fascinan los besos a cámara lenta...lástima que no "me salgan tan bien como los otros"...

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